Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     





LA RESPLANDECIENTE VIDA ENCARNADA DEL HIJO DE DIOS

La Transfiguración del Señor, 6 agosto 2023

Mateo 17,1-9.

 

Carlos Pérez B., Pbro.

 

El 6 de agosto celebramos la revelación muy especial que Jesucristo, con tres de sus discípulos, vivió en lo alto de un monte, camino de su pasión y de su muerte en la cruz, camino de su entera entrega de la vida por el proyecto de Dios Padre llamado Reino. Esta escena de la transfiguración la contemplamos y celebramos también el 2° domingo de cuaresma (este año lo hicimos el 5 de marzo), basándonos en alguno de los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas), según el ciclo dominical correspondiente. Ahora estamos en el ciclo A.

Por ser una fiesta muy importante, hemos dejado de lado las lecturas que nos corresponderían el domingo 18° ordinario, en este caso el milagro de los panes en el capítulo 14 de san Mateo, milagro que de todas maneras podemos comentar al siguiente domingo, en que contemplamos a Jesús caminando sobre las aguas.

Contemplemos, pues, a Jesús en plena comunión con el Padre. Nos dice el evangelista que, 6 días después de que les anunció "que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”, tomó a tres de sus discípulos y subió con ellos a un monte muy alto donde vivió esa transformación tan reveladora. Así es, no se trata de una cuestión meramente personal de Jesús, sino de todo un mensaje que el Padre quiere comunicarnos a través de él.

Son pocas las veces que los evangelistas nos cuentan de revelaciones del Padre acompañadas de signos fuera de lo ordinario, como ésta de la transfiguración, la del bautismo en el Jordán, donde se manifestaron tanto el Padre como el Espíritu Santo, o aquella otra en el evangelio según san Juan donde se escucha la voz del Padre (Juan 12,28). Por lo general, Jesucristo sube al monte él solo y ahí vive en la en oración su intimidad con el Padre.

Tradicionalmente se ha hecho una lectura de esta escena en este sentido: Jesucristo vive en lo alto de la montaña anticipadamente la gloria que le espera después de entregar su vida en la cruz. Algo así como para animarse y consolarse ante los sufrimientos que le vienen primero. Y de esta lectura sacamos las consecuencias para nuestra vida cristiana: una vida de penitencia, renuncias y sufrimientos para merecer la gloria del cielo. Así nos vemos reflejados en la transfiguración de Jesús. Pero esta revelación no era tanto para Jesús sino para nosotros, sus discípulos.

La lectura que nosotros hacemos de esta escena es un poco diferente, conociendo a Jesús en los santos evangelios. Nos puede ayudar la lectura que hace el evangelista san Juan de la pasión y muerte de Jesús. Cuando Cristo se da cuenta que ha llegado la hora definitiva de su entrega en la cruz, así les dice a sus discípulos: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre”. Así es, para Jesús, entregar la vida es algo glorioso, porque es la manera de dar fruto, lo que el Padre quiere. Así lo añade: "En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” (Juan 12,24). Y el Padre le responde: "Le he glorificado y de nuevo le glorificaré” (Juan 12,28). Ya en la última cena Jesús hablaba a sus discípulos repetidamente de glorificar refiriéndose a su cruz, no meramente a su resurrección: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto” (Juan 13,31).

Con esta clave, nos atrevemos a decir que el Padre mira toda la vida terrena de su Hijo de manera gloriosa, resplandeciente: su encarnación en el seno de una jovencita llamada María de un pueblito desconocido llamado Nazaret; su nacimiento en el portal de Belén, su vida de artesano pobre (que no tiene propiedades sino sólo su trabajo); su ministerio entre los pobres y los pecadores; su entrega de la vida por la realización del reino de los cielos que es la salvación de toda la humanidad. "Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”.

Así, saquemos las consecuencias para nuestra vida cristiana y para todos los seres humanos: escuchar a Jesús cada día en los santos evangelios; entregarnos y dar la vida por los demás, es algo glorioso, luminoso, resplandeciente: "ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5,14).


 

Copyright © 2024 www.iglesiaenchihuahua.org by xnet.com.mx
Mapa del Sitio | acceso |