Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     





EL REINO DE DIOS LLEGA

Domingo 24 marzo 2024, de ramos

Marcos 11,1-10 y Marcos 14,1 hasta 15,47.

 

Carlos Pérez B., Pbro.

 

El domingo de ramos, cada año, se proclama la Pasión de nuestro Señor Jesucristo en uno de los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Este año nos toca hacerlo en san Marcos. El viernes santo nos tocará hacerlo en san Juan. Cada evangelio es una presentación de nuestro señor Jesucristo, cada uno tiene sus propios acentos, y son una riqueza los cuatro, que se complementan. ¿Cómo nos presenta san Marcos a este destinado a la muerte y a la vida?

San Marcos nos presenta a Jesucristo como la buena noticia. Así comienza: "comienzo de la buena noticia de Jesucristo, Hijo de Dios”. Luego nos dice que Jesús inició su ministerio o actividad misionera proclamando la buena noticia de la cercanía del reino de Dios, y nos dice "conviértanse”. Jesucristo anuncia esa buena noticia por medio de milagros: la expulsión del espíritu de la impureza, la curación de la suegra de Simón, las numerosas curaciones a las puertas de su casa, la purificación del leproso, la curación del paralítico, etc. También Jesús acompaña los milagros con enseñanzas, parábolas para las multitudes hablando del reino de Dios.

Así es que, al entrar a la ciudad de Jerusalén, tenemos que reconocer que el reino había llegado "conquistando” a la capital religiosa y política del país de Israel. La gente así lo aclamaba: "¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! (Marcos 11,10). ¿Cómo lo hace? ¿Con ejércitos, con recursos y gran poder humano? Claro que no. Entra en la ciudad acompañado de los suyos, montado en un burro, que además es prestado. Y podemos pensar que llega sin dinero y a hospedarse en Betania y en el monte de los Olivos. ¿Quién se atreve a conquistar una ciudad, capital de un país, en esas condiciones? Podríamos decir que es una parodia de lo que hacen los que se creen humanamente poderosos. En Jesús, humilde y despojado, llega el reino de Dios. Y es verdad. Lamentablemente los seres humanos tardamos en comprenderlo. En aquel tiempo crucificaron aquellas gentes a su verdadero rey y prefirieron seguir sujetos al imperio de la muerte. ¿Por qué no abrimos nuestra mente, nuestro corazón a su propuesta del reino?

El reinado de los poderosos es destrucción, es egoísmo, es muerte. El reinado de Dios es vida, es felicidad para todos, es el reinado del amor, de la paz, de la justicia, la libertad, la equidad, la misericordia de Dios que se hace palpable a partir de los más pobres y se extiende hacia toda la humanidad.

Han pasado 2 mil años desde esta entrada a Jerusalén, y la seguimos celebrando porque la empresa de Dios sigue en pie. Se la tenemos que hacer llegar a todo nuestro mundo, es nuestra misión.


 

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