("Señor, si tienes
necesidad de un pobre, ¡aquí estoy yo! Si tienes necesidad de un loco, ¡aquí
estoy yo! Aquí estoy, oh Jesús, para hacer tu voluntad; ¡soy tuyo!”. Beato
Antonio Chevrier, El Verdadero Discípulo, p. 122).
SE DECÍA QUE JESUCRISTO
ESTABA FUERA DE SÍ
Domingo 9 de junio de 2024,
10° ordinario
Marcos 3,20-35.
Carlos Pérez B., Pbro.
San
Marcos el evangelista, y la comunidad creyente que está detrás de él, recoge
las habladurías que se escuchaban acerca de Jesús. Por un lado, su parentela,
la de Nazaret, o decían ellos o ellos escuchaban por ahí, que Jesucristo se
había destrampado, que estaba fuera de sí, que se había vuelto loco. ¿Por qué
se decía eso de Jesús? Porque se acostumbraron a verlo, antes, en su vida
doméstica, como un sencillo carpintero o artesano, y ahora lo ven como un
predicador, realizador de milagros, un evangelizador de los pobres, todo lo
contrario de un escriba o fariseo, gentes más apreciadas entre los judíos.
Jesucristo andaba claramente por otro lado.
Detrás
de esta crítica de ellos o de su entorno, se ve la mentalidad que más adelante,
en el capítulo 6, nos presentará este evangelio. Cuando regresó a su pueblo de
crianza, Nazaret, en la sinagoga su gente reaccionó así: "¿De dónde le viene esto? y
¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus
manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros? Y se
escandalizaban a causa de él” (Marcos 6,2).
Esta misma suerte corren
los profetas de nuestro tiempo, los que piensan, los que tienen una crítica
acertada sobre nuestra economía capitalista y de consumo, los y las luchadoras
sociales que se ponen del lado de los indígenas, migrantes, campesinos,
mujeres. En las mismas familias, ¿no
quisieran que el hijo o la hija saliera adelante como un exitoso profesionista,
comerciante o empresario? Algunas familias ‘católicas’ quisieran que su hijo
sacerdote o religiosa tomara el camino ascendente que tanto critica el Papa Francisco:
los arribistas, los escaladores… pero que son más aceptados en la sociedad. Hay
desánimo cuando un miembro de la familia toma el camino del evangelio, del
seguimiento de Jesús, de la pobreza, el camino de los últimos.
Los judíos no contaban con
los santos evangelios, permítanme imaginariamente decirlo así. Pero los
cristianos sí los tenemos a la mano… pero no los conocemos, no hemos hecho el
hábito de leerlos diariamente, de escuchar a Jesús ahí, y dejarnos formar por
él. Para llegar a ser cristianos y entrar en el camino verdadero de Jesús, es
necesario alimentar nuestra espiritualidad con los santos evangelios, de lo
contrario, pecaremos como los familiares de Jesús, es decir, eso de ser
cristianos verdaderos nos parecerá una locura en el mundo de hoy.
A Jesús, pues, se le
consideró un loco. San Pablo sabía que así se le podía juzgar: "¡Véanme aquí hecho un loco!” (2
Corintios 12,11). De san Francisco se llegó a pensar que se había vuelto loco
cuando se salió de su familia para vivir el evangelio más de cerca. El beato
Antonio Chevrier así lo expresa: El cristiano "por amor a Jesucristo no teme
incluso pasar por loco” (V. D. 115).
Pero una crítica más
negativa y malintencionada que se le hacía a Jesús, es que hacía sus milagros
por el poder de satanás, algo también muy propio de las ideologías de nuestro
tiempo, incluso católicas, pero para nada evangelizadas. Es el recurso más
facilón para denostar, calumniar o difamar o restarle importancia a una obra o
un proceder profundamente bueno con el que no estamos de acuerdo porque nos
incomoda.
¡Aguzados!, porque la
sentencia de Jesús, en este caso, es sumamente severa: algo que no tiene perdón
de Dios. Literalmente Jesús lo dice así: "a los hombres se les
perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme
contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado
eterno”. Jesús dijo esto, porque lo
acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo”.
Y,
a propósito de la familia de Jesús, hay que decir que la familia carnal tiene su
función muy excelente en la formación de un ser humano y de un cristiano,
decimos que las primeras dos décadas de vida, pero no puede convertirse en un
corralito que restrinja el seguimiento de Cristo. Ha de llegar el momento en
que se tenga que trascender ese círculo pequeño llamado familia biológica para
llegar a formar parte de la familia espiritual del verdadero cristiano, en la
pequeña comunidad de base, comunidad religiosa, en la misión, en la pastoral.
En nuestra pastoral familiar han de resonar constantemente las palabras de
Jesús: "¿Quién es mi madre y quiénes son
mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo:
"Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Cuando Jesús dijo esto, no
estaba mirando a su parentela, sino a los que estaban sentados a su alrededor.
Las
comunidades eclesiales salen a convocar a los excluidos para que sean parte
incluida en la familia de Dios.