Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


2° ENCUENTRO JESUCRISTO, EL SACERDOTE DE LA NUEVA ALIANZA
 
0.- Ambientación e introducción.-
1. Crear un ambiente agradable entre los participantes para que todos se sientan bien desde el comienzo. Saludar a cada quien conforme vaya llegando y darle la bienvenida.
2. Canto inicial (algún canto sobre la Palabra: "Tu Palabra me da vida”, "Escuchar tu Palabra”, "Tu Palabra, Señor, es la fuente”, "Las promesas del Señor mías son”, "Nosotros pensamos que era la verdad, vino tu Palabra y nos hizo cambiar”, "Vamos a escuchar con amor”.
3. Presentar el tema sobre el que vamos a reflexionar y vivir en este encuentro.
4. Pedirle a Jesús la luz de su Santo Espíritu para comprender su Palabra (Se puede hacer espontáneamente o recitar la oración inicial).
 
1.- Miramos nuestra vida.-
Muchas veces nosotros los católicos hemos visto cómo algunas comunidades religiosas, como los mormones, llegan a una ciudad o a un barrio, y levantan sus instalaciones de todo a todo, con su salón, con su cancha, banquetas y rejas. En una parroquia de la frontera me tocó vivir cómo algunos hermanos bautistas y de otras denominaciones, de los que más dinero tienen en Estados Unidos, llegaban a las comunidades del campo y a las colonias de la ciudad y, junto con el anuncio del evangelio, ofrecían varios servicios a la gente, como servicio médico, atención dental, ropa usada, juguetes para los niños, despensas.
 
Los católicos nos sentíamos un poco achicopalados ante esa realidad, no teníamos los recursos para hacer lo mismo, ni para levantar una capilla en un barrio, ni para ofrecerle servicios a las personas. Muchos católicos de los no evangelizados se fueron detrás de ellos atraídos inicialmente por esos ofrecimientos.
 
(El coordinador formula una a una estas preguntas para que las contesten brevemente los participantes. Invitarlos a que contesten sinceramente, no tratando de dar respuestas bonitas sino reales).
1.- ¿Les ha tocado vivir de cerca alguna vez algo parecido?
2.- ¿Qué dicen ustedes de esta realidad, estará bien desanimarnos o animarnos má ante nuestras limitaciones económicas?
3.- ¿Jesucristo ofició sus servicios sacerdotales en el templo de Jerusalén?
 
2.- La Palabra de Dios nos ilumina.
Los primeros cristianos vivieron tiempos muy difíciles. Los primeros trescientos años de la Iglesia estuvieron llenos de persecuciones y hostigamientos, de rivalidades, ya sea por parte del imperio romano o por parte de la religión judía. Durante estos tres siglos tuvieron que vivir su fe un poco en reserva, medio escondidos o de plano ocultos a los ojos de los perseguidores.
 
Pero además de esta situación, los primeros cristianos vivieron una especie de crisis de fe y de religiosidad. ¿A qué nos referimos? A que todas las religiones circundantes tenían sus lugares y sus prácticas religiosas muy bien definidas, y los cristianos no. Los cristianos no tenían templos y las demás religiones sí. Los judíos contaban con el templo de Jerusalén, una construcción grandiosa que por cierto fue destruida en varias ocasiones. De todas maneras, los judíos tenían toda una estructura cultual, como vimos en el encuentro anterior. ¿Recuerdan las instrucciones para la construcción del templo y para las vestiduras de los sacerdotes? También los pueblos paganos, como los griegos y los romanos, tenían a sus dioses, sus estatuas sagradas, sus construcciones y su religiosidad bien estructurada. Por todo esto, porque se comparaban a sí mismos los cristianos con los demás pueblos, es por lo que se vivía una especie de crisis que podemos expresar en esta pregunta: ¿nosotros cómo nos relacionamos con Dios si no tenemos templos? ¿Nosotros cómo le agradamos a Dios si nuestros dirigentes no presentan nuestros sacrificios y nuestras ofrendas, y si no realizan acciones sagradas de manera tan vistosa?
 
A esta crisis de fe y de religiosidad es a la que le quiere dar respuesta la carta a los Hebreos. Nos gustaría que la leyeran toda, aunque no aquí sino en sus casas. Esta carta centra su atención en el sacerdocio. Va comparando el sacerdocio de los judíos, que es el que conocían los cristianos que habían salido de esta religión, lo va comparando con la Persona de Jesucristo, para concluir que el verdadero Sumo Sacerdote, el que nos pone en la debida relación con Dios es su mismo Hijo Jesucristo. Los demás sacerdotes han quedado superados por él.
 
Es esta carta a los Hebreos la que nos dice que Dios nos habló anteriormente por medio de los profetas, pero ahora nos habla por medio su mismísimo Hijo. Leamos Hebreos 1,1-4. Nos presenta a Jesucristo como el Sumo sacerdote que penetró los cielos, lo que ningún otro ha hecho. Leamos Hebreos 4,14-16.
 
¿Cómo oficia Jesucristo su sumo sacerdocio, cuáles son las acciones sagradas que él realiza? Esto es lo más interesante que nos dice la carta a los Hebreos. Jesucristo realiza su sumo sacerdocio mediante su sacrificio en la cruz. Jesús no ofrece sacrificios de animales, ni presenta otro tipo de ofrendas. Jesucristo presenta al Padre su propio Cuerpo, su obediencia, entrega su vida plenamente. Veamos esto en Hebreos 10,5-18. Léanlo despacio para que todos lo vayan entendiendo. Fíjense cómo se pone el acento en hacer la voluntad de Dios. Para eso tomó Jesucristo un cuerpo, para hacer la voluntad de Dios. Al decir que su ofrenda es su propio cuerpo, lo que nos está diciendo es que para eso sirve el cuerpo, para cumplir la voluntad de Dios, que la voluntad de Dios está expresada en la Biblia. Esto es un llamado de atención para todos los cristianos. Nuestra religiosidad no se puede quedar en los actos que realizamos en los templos o capillas. Nuestra religión consiste en creer en el Hijo de Dios, y en obedecer la voluntad de Dios lo mismo que él. De manera que no debemos ponernos celosos porque no tenemos construcciones tan fastuosas como las otras religiones del mundo, ni por no contar con un culto tan llamativo, sino ser conscientes de que nuestra vida cristiana se ejerce estudiando la Biblia porque ahí está la voluntad de Dios, estudiando los santos evangelios porque ahí nos encontramos con la Palabra de Jesucristo, reuniéndonos para la Cena del Señor como un acto de obediencia a la invitación que él nos hace para que la celebremos en memoria suya, y cumpliendo en nuestras vidas todo lo que encontramos en la Biblia y lo que celebramos en los sacramentos. Una vida cristiana así es nuestro mejor culto a Dios.
 
3.- Momento del actuar o de las conclusiones.- (Que cada quien escriba sus propósitos en su cuaderno).
1.- Les sugerimos que repasen en su casa los pasajes bíblicos de hoy. Llévenselos anotados en su cuaderno.
2.- ¿Qué propósito saca cada uno de ustedes de este encuentro? Que sea un propósito sencillo posible de cumplir. ¿Qué le puedes ofrecer tú a Dios de ti mismo? 3.- Estamos invitados a participar en las demás actividades de este mes de la Biblia en nuestra parroquia.
. Hagamos oración.-
a) Preces.- Decir en forma de petición lo que los pasaje bíblicos nos han dicho hoy. Todos respondemos: Te rogamos, Señor.
b) Se puede terminar con la oración del Padre nuestro, recalcando las palabras "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
5.- Avisos y canto final.- Recordar las próximas actividades de la parroquia. Entonar un canto sobre la Palabra.
 

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