JESUCRISTO ES LA VIDA PLENA
29 marzo 2020
Domingo 5º de cuaresma
Juan 11,1-45.
Carlos Pérez B., pbro.
Al estar meditando estas lecturas,
especialmente el evangelio, uno se pregunta: ¿cómo
comunicarle a este mundo que Jesucristo es la vida y la resurrección en estos
tiempos de coronavirus?
En Betania, según la narrativa de la comunidad evangélica de san Juan,
vivían estos tres amigos muy queridos por Jesucristo. Martha y María, como lo
acabamos de escuchar, le envían a decir a Jesús: "Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo”. Se antoja
decir hoy día: ‘esta humanidad a la que tanto amas, está enferma’. En aquellos
tiempos en que no había médicos ni hospitales ni medicamentos, decir que una
persona estaba enferma era decir que su vida estaba en peligro. Jesucristo no
se apresuró a venir como se esperaría en nuestros tiempos en que, en algunos
casos, la gente quisiera que los sacerdotes trajéramos torretas en nuestros
autos. Todo lo contrario, Jesús se esperó unos días más en el lugar en donde
estaba, seguramente en alguna aldea de Galilea.
Cuando se decidió a emprender el viaje a Betania, Lázaro ya había
muerto, o se había dormido, como dice el mismo Jesús. Las cosas importantes
como la vida, la salud, la salvación de las personas, son cosas que no se
pueden tomar a la ligera. Nuestro Señor se tomaba todo muy en serio. Martha lo
recibe, a las afueras del pueblo, con un cierto dejo de reclamo o de
resignación: "Señor, si hubieras estado
aquí, no habría muerto mi hermano”. Este diálogo entre Martha y Jesús
habría que releerlo y meditarlo muy pausadamente.
Jesús le dice: "Tu hermano
resucitará”. Hay que decir, aunque no lo comentemos ahora, que el griego de
los escritos originales es ‘anastésetai’, que no quiere decir revivir sino
levantarse. Si Lázaro se ha dormido, se va a levantar. ¿Cuándo? Martha afirma,
como no muchos católicos lo dirían hoy día, que Lázaro se va a levantar en el
último día, cuando se levanten todos los muertos. Jesús, en cambio, le corrige:
"yo soy la resurrección y la vida”.
No le dice Jesús en tiempo futuro: yo seré, sino en presente, yo soy. Y le
pregunta a Martha como también a nosotros: "¿crees
esto?” Martha da su respuesta de fe pero no repite literalmente las
palabras de Jesús, y deja la cuestión pendiente para que nosotros entremos en
la propuesta de Jesús.
Hay dos religiones diferentes, o dos maneras de vivir la fe. Una es la
que tradicionalmente nosotros hemos recibido y vivido: ser cristiano es creer
en la otra vida, y te la vas a ganar si te portas bien en esta vida presente,
aunque sea muy encerrado en ti mismo. La propuesta de nuestro Señor es esta
otra: "El que cree en mí, aunque haya
muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre”. Antes de preguntarnos que si creemos en esto, habría que
preguntarnos que si lo entendemos. Creer que Jesucristo es la vida es un acto
presente. Jesucristo es la vida hoy. Creer en Jesucristo es tomar partido activamente
por el proyecto de vida del Padre. Creer en Jesucristo no es una cuestión que
se deja para después, para los últimos tiempos. Yo creo que Jesucristo es la
vida para este mundo, para el hoy, y si lo vivimos con intensidad, para
nosotros no existe la muerte, porque la vida de Jesús se prolonga hasta la
eternidad; una oferta de Dios para toda la humanidad. Así es que no solamente
te portes bien según tus criterios, como tu mente o la cultura actual te lo da
a entender. No. Vive tu vida en sintonía con la vida, con la entrega de la vida
de Jesús tal como nos la platican los santos evangelios. En esta clave vivieron
nuestros santos mártires su vida.
Jesucristo se entrega plenamente al proyecto de vida del Padre y así
como Lázaro, también él se levantará de entre los muertos, porque Dios es el
Dios de la vida. Este mundo sí es un mundo que ha tomado partido por la muerte,
de muchas maneras. Lean los versículos 45-54 que no proclamamos hoy, el
conciliábulo del sanedrín donde se pronuncian por la muerte.
¿Y el coronavirus? Nos encontramos colocados ante el misterio de la
vida. Los virus están en el origen de la vida, desde hace miles de millones de
años en este planeta. Ellos inyectan claves genéticas en las células y por ello
es tanta la diversidad de la vida. Para nosotros es un gran misterio cómo
funciona la creación de Dios. En otras ocasiones (algo muy semejante a lo que
vivimos hoy), se ha antojado decir y reconocer, ante las muertes que provocan
los terremotos, que si no fuera por los reacomodos de nuestra tierra, no
habrían surgido los continentes, los montes, los ríos, las profundidades de los
mares. Y sin ellos, no habría vida en este suelo. Ante los misterios de Dios
hay que ponerse simplemente de rodillas. Lo que no quita que le busquemos un
remedio científico a nuestras enfermedades.