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EXIJAMOS CUBREBOCAS
Jueves 2 de abril de 2020
Carlos Pérez B., Pbro.
¡Quédate
en casa! Lávate las manos, no saludes de mano ni de beso, conserva una sana
distancia de las personas, no a las concentraciones de personas, cierre de
templos y locales donde se reúnen, etc. Todas estas medidas nos previenen del
contagio de este nuevo virus; y todas estas le tocan al pueblo. Sin embargo,
hay una medida absolutamente necesaria que se está descuidando. El virus se
transmite de persona a persona por vía aérea (no me refiero a los vuelos que le
han servido al coronavirus para viajar por todo el mundo). Lo más indispensable
es que cada persona se cubra la boca y la nariz. ¿Por qué no encuentra uno
mascarillas en las farmacias? Yo he buscado en varias y no las he encontrado. Y
mis amistades me dicen: no las compre, déjeselas a las gentes del sector salud
que las necesitan más.
Muchas
personas no pueden permanecer en casa todo su tiempo porque es necesario salir
a trabajar. La mitad de la población de nuestro país está debajo del nivel de
pobreza. Y en el trabajo se tienen que relacionar de cerca unos y otros. ¿El
gobierno nos ofrece salario a cambio de quedarnos en casa? Desde luego que no. ¿El
gobierno nos va a reponer aunque sea la mitad de las colectas de las misas que
las iglesias no vamos a poder celebrar con asamblea en este mes, para poder
pagar a los empleados y los servicios de las parroquias pobres? Desde luego que
no. Los funcionarios públicos, por ejemplo diputados y senadores, van a gozar
de su sueldo de abril aunque no se presenten a sesionar. Y vaya sueldo que se
otorgan. Y ellos tienen los medios para trabajar virtualmente, como muchos
estudiantes y directivos de empresas. Pero no los tienen los trabajadores de la
obra, ni los vendedores ambulantes, obreras de las maquiladoras, y muchos más. Otros
tenemos que salir a comprar comida, medicamentos, así como hacer pagos de los
servicios del hogar y de la institución. Muchas personas tienen que viajar en
el camión urbano, a centímetros unos de otros. En el súper es difícil que no se
topen las personas en los pasillos, en la caja de pagos, en la calle.
Exijámosle a quien puede, al gobierno, que contrate tallercitos y maquiladoras
de costura y confección para que elaboren en grandes cantidades esos
instrumentos que en estas circunstancias son de primerísima necesidad. Que el
gobierno los compre y los distribuya. Si no podemos vestirnos todos los
ciudadanos de astronautas, como lo vemos en la TV con el personal de salud de
diversos países, pues al menos que nos cubramos la boca y la nariz. No es el
remedio pero sí es una buena previsión, aunada a las demás. Y debemos prever
que esta enfermedad va para largo. China tiene cuatro meses con ella y están
lejos de llegar al cero en contagios. Creo que protegidos lo más que se pueda,
muchos podrán salir de sus casas y trabajar de cerca unos y otros, y hacer las
compras, incluso reunirnos en grupos pequeños. ¿Podríamos también cubrirnos con
una bufanda, como dice el Sr. Trump? Así como las manos, ésta podría lavarse
bien con agua y jabón después de cada uso. Esto no lo he escuchado en nuestro país.
Además,
yo quiero hacerle un llamado a los diversos niveles de gobierno, para que no
utilicen indiscriminadamente esa invitación a quedarse en casa, sino con las
debidas salvedades, la cual se puede convertir en obligatoria en términos legales
si las cosas continúan agravándose. Si el gobierno no nos da de comer, no lo
vamos a poder hacer. Si nos siguen insistiendo de esa manera, lo que están
logrando es generar un sentimiento de culpabilidad en la población. Si este
país nuestro termina por contaminarse, ¿de quién va a ser la culpa? De los
pobres, como siempre, porque no se quedaron en casa.