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¡AH PA’ DEMOCRACIA!
Lunes 9 de noviembre de 2020
Carlos Pérez B., Pbro.
La semana pasada se vivieron
elecciones en Estados Unidos. La cuenta de los votos se ha tardado varios días
en algunos estados, y todavía en otros sigue adelante. Al parecer el resultado
que se dio el sábado, ya es un hecho. Esa tardanza no es lo que a mí me
sorprende, porque hay tiempo de aquí al 20 de enero.
Sí me sorprende que en pleno
siglo XXI una nación que tiene como 330 millones de habitantes siga presa de un
sistema electoral francamente caduco. No hay voto directo. Los ciudadanos
eligen a 538 electores y son ellos los que designan quién será el próximo
presidente. Un candidato gana el voto popular y es posible que no llegue a la Casa
Blanca. Este sistema favorece el bipartidismo. ¿240 millones de electores que sólo tienen dos opciones? En México por lo menos como nueve partidos estaban registrados, hace dos años, y había cinco candidatos (una de ellos se retiró luego). ¿Qué candidato o qué partido
puede ir ganando electorado con el tiempo si los ciudadanos no piensan sacrificar su voto
en un tercero que podría favorecer al adversario? Me gusta más el sistema
parlamentario de Europa y de algunos países de Sudamérica que contemplan la
segunda vuelta. En la primera vuelta se miden las fuerzas, y en la segunda, ahí
sí se definen las preferencias. Pasan los años y los procesos electorales y no parece que haya movimientos en la ciudadanía ni en los partidos para exigir que las cosas cambien hacia una democracia más participativa.
Pero no es esto lo que más me
sorprende sino el hecho de que 70 millones de personas hayan votado para que el
actual presidente continúe en el poder, y a pesar de que perdió, lo sigan
apoyando. Quiero decir también, que los seguidores del candidato virtualmente
ganador, salgan tan entusiasmados a las calles a aclamarlo como si fuera el héroe.
Si yo pudiera, les haría llegar el mensaje de que suspendan un poco su
entusiasmo, que lo expresen a rienda suelta cuando este candidato cumpla con
sus cuatro u ocho años de ‘servicio’ en ese puesto y lo haya hecho, no sólo muy
bien, sino que haya terminado como un héroe. Tienen derecho a celebrar su esperanza, pero deberán exigir día a día resultados. Recordemos la palabra de Dios en el profeta Jeremías: "maldito aquel que se fía del hombre, y hace de la carne su apoyo... Bendito sea aquel se fía del Señor" (Jeremías 17,5).
Hace exactamente cuatro años,
el 9 de noviembre de 2016, que yo escribía, en esta misma página web, ante el
resultado de las elecciones de aquel entonces:
« Nos sorprende
sobremanera la victoria electoral del empresario metido a político Donald
Trump. A muchos les sorprende que un hombre tan misógino, racista, xenófobo,
torpe para hablar y pensar, hábil para ofender se haya convertido en el ganador
de una contienda nacional. Si se tratara de un pleito de box o de lucha libre,
se nos haría más explicable.
Pero a algunos de
esos sorprendidos nos deja preocupados el hecho de que el verdadero autor de
esta victoria es todo un pueblo, o mejor dicho, varios o muchos millones de
ciudadanos estadunidenses (algo así como 60). ¿Es el pueblo norteamericano tan
racista, xenófobo, etc., como este candidato ganador? Tememos que sí. Por eso
dice el dicho que el pueblo se merece los gobernantes que tiene. »
El presidente actual no nos cae
nada bien a muchos, en todo el planeta, porque, desde la primera vez que fue
candidato (2016), hasta la fecha, se ha mostrado y ha actuado como racista,
supremacista blanco, misógino, xenófobo, alguien que miente sistemáticamente,
demagogo, cambiante a según sus intereses, pendenciero, bravucón, etc., etc. No
me consta que el otro candidato sea el bueno, no lo conozco. Pero se me antoja
pensar que por el actual presidente sólo debían haber votado unos cuantos, sus
parientes. Dicen que es pro-vida. A mí se me parece imposible que sea pro-vida
alguien que desprecia la vida de los migrantes, los negros, latinos, árabes,
nacidos y no nacidos.
Recordemos, por
poner sólo un ejemplo de muchos que se han dado en el mundo, que Hitler accedió
al poder mediante las elecciones en su país, gracias a sus discursos que enfervorecían
a las multitudes. Luego se fue apoderando del parlamento, lo suprimió y se
convirtió en un dictador. (Quienes siguen apoyando a Trump ¿estarán
favoreciendo esa figura en E.U.?) Luego, Hitler se lanzó a una guerra sin
sentido, como todas, sólo por sus afanes de poder y más poder, una guerra que
produjo unos 50 millones de muertos. Pero no fue él solo, hubo todo un pueblo,
o una parte del pueblo de Alemania, el que fue cómplice de esa masacre a nivel
mundial. ¿Por qué no lo detuvieron a tiempo? ¿Por conveniencia? ¿Por miedo? ¿Por
ignorancia? ¿Por maldad? A algunos generales se les ha juzgado por crímenes de
lesa humanidad, pero yo no he sabido que a esa parte del pueblo se le haya
condenado por lo mismo.
Pero, en fin, en todas partes
se cuecen habas, también en Estados Unidos. Se dice que Estados Unidos es la
democracia más antigua de estos tiempos modernos (sin considerar las
democracias griegas y romanas de hace dos mil años) pero la verdad es que para
contar con una verdadera democracia es necesario tener a un pueblo educado en
los valores humanos. Cuando un pueblo vota sin pensar, sin dejarse llevar por
convicciones profundas, sino por fanatismos, por ignorancia, porque es muy
manipulable por los demagogos, la democracia es una cuestión pendiente. Es
necesario trabajar para educar al pueblo.