Cuando el carpintero terminó su trabajo y su jefe fue a inspeccionar la casa, el jefe le extendió al carpintero las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa," dijo, "es regalo para ti"
¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente.
Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello menos que lo mejor. En puntos importantes, no ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo. Entonces con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente. Piensa como si fueras el carpintero. Piensa en su casa. Cada día clavas un clavo, levantas una pared o edificas un techo.
Construye con sabiduría. Es la única vida que podrás construir. Inclusive si sólo la vives por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.
Tu vida ahora, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado.
¡Tu vida mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones hechas HOY!