Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     





(La intención de compartir estos comentarios es promover e incentivar en clérigos y laicos el gusto por estudiar a nuestro Señor Jesucristo en los santos evangelios)

 

LOS POBRES Y LOS PAGANOS, INVITADOS AL NACIMIENTO DE JESÚS

Domingo 2 de enero de 2022, LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Mateo 2,1-12.

Carlos Pérez B., pbro.

 

Si en navidad contemplamos que los invitados a la fiesta del nacimiento del Hijo de Dios encarnado fueron los pastores de los campos de Belén, esos pobres que tenían mala fama en su sociedad, ahora vemos, según san Mateo, que los invitados no fueron quienes se tenían por más creyentes y obedientes a Dios, sino unos paganos venidos del oriente. Así es la buena noticia de Jesús, su santo Evangelio.

La de hoy es la fiesta del 6 de enero. En México los obispos han dispuesto que se celebre en domingo, para dar oportunidad a que más gente participe litúrgicamente en ella.

Hay que decir, como cada año, que no dice el evangelista que fueran reyes, ni que fueran tres, sino simplemente unos magos. ¿Qué significa eso? No son magos como nosotros los conocemos ahora, que se dedican a entretener a la gente con sus trucos. Estos magos del evangelio son buscadores de la sabiduría. Estudian las estrellas porque creen encontrar en ellas el futuro de los seres humanos. Son paganos; no conocen al Dios verdadero, pero sin embargo, lo han encontrado en este pequeño recién nacido. Este dato del evangelio es un punto de escándalo para una religiosidad cerrada y de alcances estrechos. Los magos tenían estrictamente prohibido subir al templo de Jerusalén, porque no les estaba permitido pisar ese suelo sagrado a los incircuncisos. Pero en Belén no hubo quien los echara fuera, todo lo contrario, se acercaron a adorar al Dios verdadero, a pesar de las apariencias, o mejor dicho, gracias a estas apariencias de pobreza. Porque los verdaderos creyentes saben que a Dios (a su Hijo y a su Santo Espíritu) le gusta colocarse en los últimos peldaños de la sociedad.

¿Por qué no encontraron al rey de los judíos en los lugares del poder, en la casa y familia de Herodes que era el rey de los judíos, o en la casa de algún sumo sacerdote? Porque el Padre eterno lo dispuso de otra manera, que su Hijo naciera entre los desposeídos. Nos podrá parecer contradictorio, según los criterios humanos, que entre más pobre, Jesucristo es más universal. La epifanía es la fiesta de la universalidad de la obra de la salvación de Dios, universalidad personificada en estos magos extranjeros.

¿No sería Jesucristo más universal como un rey humano o como un magistrado judío? Viéndolo a él comprendemos que no. Jesucristo es accesible a los pobres, a los extranjeros, a los impuros, a los paganos, a los de otras religiones, a los pecadores, y, a partir de ellos, lo es para todo mundo, pero siempre a partir de ellos.

Habituados como estamos a mirar las cosas desde nuestra perspectiva religiosa, desde nuestra agrupación de miradas cortas, pensamos que Jesucristo nos pertenece, que es un elemento más de nuestra religión, entre muchos otros elementos. Ya vemos que ni siquiera quiso ser atrapado en la religión judía, porque los de aquel tiempo lo rechazaron al ejecutarlo en una cruz. Tampoco quiso ser parte del imperio romano, cómplices como fueron de los magistrados judíos.

No le hacemos un buen favor a Jesús, ni a la obra salvadora de Dios, al restringirlo en nuestros estrechos límites. Prueba de esto son estos personajes misteriosos del oriente, una ‘herejía’ del evangelista san Mateo. ¿Cómo que unos paganos tuvieron acceso al verdadero Dios? Pues así es. No nos corresponde a nosotros ponerle sus límites a Dios, sino al contrario, acoger a todos sus convocados. Recordemos una enseñanza del propio Jesús expresada con sorpresa ante la fe de un pagano: "vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera” (Mateo 8,10-11).

Me gustó, permítanme citar a un personaje no muy estimado por una parte de los mexicanos, el mensaje de navidad del presidente hace unos días. Decía, citando a Gandhi, y seguramente para justificarse ante sus colegas políticos por nombrar a Jesucristo: "no sé de algún ser humano que haya hecho tanto bien a la humanidad”.

La obra de Jesucristo supera con mucho la persignada, el rezo y la devoción, para salir al encuentro de todos aquellos que precisan de la salvación de Dios.

 


 

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