(Si algo tenía muy claro el p. Chevrier, era
precisamente la adhesión a la persona de Jesucristo: "El conocimiento que tengamos de Jesucristo nos ayudará a darnos a él y cuanto más lo conozcamos, más nos adheriremos a él, más amaremos su doctrina, más estaremos deseosos de seguirle y de practicar todo lo que nos enseñe. Nuestro primer trabajo
es, pues, el de conocer a Jesucristo para luego ser totalmente de él”. VD 46).
UNOS PAGANOS LLEGARON A BELÉN
Domingo 8 enero 2023, la Epifanía del Señor
Mateo 2,1-12.
Carlos Pérez B., pbro.
La
fiesta de hoy se llama "Epifanía”, y la celebramos en domingo y no el 6 de
enero, en México, porque los obispos han querido que más gente participe en
ella. La de hoy no es la fiesta de "los reyes magos”. Ellos no son los personajes
centrales de este tiempo de navidad, sino el que nació en Belén.
El
pasaje evangélico de hoy es exclusivo de san Mateo. Nos dice que "Jesús nació en Belén en tiempos del rey
Herodes”. Desde los evangelios vemos cómo la obra de Dios se incrusta en las
realidades temporales. La nuestra no es una religión angelista o
espiritualista. El cristianismo que se originó en la persona de Jesús, tiene
que ver con el poder humano, con el pecado, con la historia profana, etc.
Unos
magos (no reyes) llegaron a Jerusalén venidos del oriente, esa región que, para
nosotros los occidentales, nos habla de misterio y de sabiduría. Estos magos
son estudiosos de las estrellas. Son gente que busca, que no se conforman con
su comodidad, que no viven en la indiferencia. Buscan algo más importante, algo
mejor que su presente. En nuestra sociedad moderna hay tanta gente que ya no
busca, que se queda en lo que tiene, en su materialidad, en su inmanencia, en
la superficie de las cosas.
Estos
magos son paganos, no son judíos, no han recibido la revelación escrita y oral
de Dios. Pero la buscan… y la encuentran en este niño nacido en Belén. Llegan a
Jerusalén buscando al rey de los judíos que acababa de nacer, y en Belén
encuentran al rey del universo. En vez de dirigirse al templo, esa construcción
grandiosa que centralizaba la vida y la fe del pueblo judío, para buscar ahí a
ese personaje tan importante que les indicaba la estrella, son enviados, por la
misma sagrada escritura, a Belén… y encuentran en este pequeño recién nacido, a
alguien mucho más grande de lo que andaban buscando. Qué bueno que se van a
Belén, porque al templo no los habrían dejado entrar, ahí no se deja que los
incircuncisos pongan la planta de su pagano pie. Los judíos los habrían
considerado sacrílegos.
Comparecieron
ante Herodes, el amante del poder humano, el genocida, el tirano, y, desde
luego, que tampoco ahí iban a encontrar lo que andaban buscando.
Ellos
tampoco estaban bautizados, por lo que, según nosotros, los católicos más
ortodoxos, no tendrían acceso a la salvación. Así de estrechos son los límites
de nuestras religiones. En el evangelio, el evangelio que nos dejó Jesús,
contemplamos tantos ejemplos en que a las personas sólo se les pide la fe (vital,
es decir, con toda la vida) en esta persona tan fantástica llamada Jesús. Por
ejemplo, en el capítulo 15 de san Mateo se nos habla de una mujer cananea,
pagana, que demuestra una fe mayor que no tenían ni los mismos judíos (ni los
mismos católicos). Jesucristo no le pidió que previamente se bautizara, o que
recitara el credo o su aceptación de los principales dogmas de nuestra fe para
ganarse la gracia que literalmente le arrancó a Jesús. Así los magos.
¡Cómo
nos resistimos los seres humanos para volver nuestra mirada, nuestra atención,
nuestro corazón hacia Belén! ¿Dónde buscamos la felicidad? Tristemente los
hechos violentos vividos esta semana, la primera del 2023, son el precio de
nuestros desviados caminos (17 muertos en el penal de Juárez el primer día del año,
los bloqueos y quema de automóviles el jueves, en Sinaloa). Buscamos (no
digamos la salvación con ese sentido espiritualón con que lo entiende la
mayoría de la gente. Llamémosle pues felicidad). Buscamos la felicidad en el
dinero, en el poder, en el ego, en el placer o la diversión. Herodes la quería
encontrar en el poder, incluso a costa de la muerte de muchos inocentes. Los
sumos sacerdotes y los escribas la querían encontrar en su religiosidad,
exteriorista, superficial.
La
felicidad se encuentra en el portal de Belén. En Jesucristo, tanto los magos
como nosotros, encontramos a un ser universal: es la gracia, la salvación, el
amor de Dios para todos los pueblos y para todos los seres humanos. No le
pertenece a ninguna religión ni a ninguna ideología o movimiento social o
político. Nosotros hemos querido apropiarnos de él, pero con eso, en vez de
prestarle un servicio, le ponemos un muro que le resta accesibilidad, porque
Jesucristo es el accesible por excelencia.
Nosotros,
¿qué buscamos, que encontramos en Jesús, en nuestra religión, en nuestra
iglesia? ¿Qué les llevamos o tenemos que llevar a todas las gentes de todo el
planeta? Es necesario que leamos, que estudiemos los santos evangelios para
darnos cuenta de la grandeza de esta persona cuyo nacimiento celebramos en este
tiempo de navidad.