El Credo de quien Sufre
Creo, ¡oh, Dios y Padre mío!, que sufriendo con paciencia, "completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo” (Col 1, 24).
Creo que "no tenemos aquí, sobre la tierra, una morada estable, aún vamos buscando una patria mejor, la patria celeste eterna” (salmo 126, 5).
Creo que "todo concurre para el bien de los que aman a Dios” (Rm 8, 28).
"Creo que quien siembra en las lágrimas cosechará en la alegría” (salmo 126, 5).
Creo que "los sufrimientos del momento presente, no son en ninguna forma comparables con la gloria futura, que deberá ser revelada en nosotros.
Porque nosotros no fijamos la mirada en las cosas visibles, momentáneas, sino en aquellas invisibles, eternas” (Rm8, 18;2Co4, 18).
Creo que "ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo, porque si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor; sea que vivamos, sea que muramos, pertenecemos, por tanto, al Señor” (Rm 14, 7-9).
Creo que "Dios enjugará las lágrimas de los ojos de los justos, y que para ellos no habrá ya ni luto ni lamento ni afanes porque el mundo de antes habrá desaparecido” (Ap 21, 4).
Creo que "yo desde ahora soy hijo de Dios y que cuando Él se haya manifestado seré semejante a El, porque lo veré tal como El es; yo mismo con mis ojos contemplaré a mi Salvador” (1 Jn 3, 2; Job 19, 27).
HORIZONTES de Espiritualidad y Valores
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