EL CAMINO DE LA SALVACIÓN:
HACERNOS LOS ÚLTIMOS
Domingo 22 de septiembre de
2024, 25° ordinario, ciclo B
Sabiduría
2,12-20; Santiago 3,16 hasta 4,3; Marcos 9,30-37.
Carlos Pérez B., Pbro.
Recordemos: hemos
entrado a una sección muy especial en el evangelio según san Marcos, los tres
anuncios de la pasión, muerte y resurrección, con los cuales, Jesucristo mismo
nos responde a su propia pregunta, ‘¿quién dicen ustedes que soy yo?’ Simón
Pedro había respondido ‘tú eres el Cristo’, palabra que significa ‘Ungido’.
Pero, ¿qué clase de Ungido es Jesús? David, antepasado de Jesucristo, era el
ungido por excelencia, en la mentalidad de los judíos, el guerrero que había
logrado consolidar al pueblo frente a todos sus enemigos de la región. El
profeta Samuel lo había consagrado como rey de esta nación vertiendo óleo sobre
su cabeza. David había derramado mucha sangre en todas sus campañas. ¿Ése era
el ungido que Simón Pedro traía en la mente? ¿Era el ungido que venía a liberar
por medio de las armas al pueblo del poder de los romanos? ¿Era el conquistador
que venía a dominar con poder humano a todos los pueblos? Pues Jesús les dijo
que NO por medio de sus reiterados anuncios de su pasión, a los discípulos de
aquel tiempo, a los discípulos de hoy día, a toda la humanidad.
Ante el primer
anuncio de su pasión, Simón Pedro reaccionó contrariamente reprimiendo al
Maestro. Ahora, en el segundo anuncio, san Marcos nos ofrece la reacción de
todo el grupo. Veamos esto detalle a detalle. Por los caminos de Galilea Jesús
les anuncia, pues, su pasión, muerte y resurrección. El camino es un lugar
privilegiado en este evangelio. Ésa es nuestra religión, caminar con Jesús,
caminar detrás de Jesús. Del 2 al 27 de octubre nuestra Iglesia se reunirá en
Roma, en sus representantes, para discernir nuestra sinodalidad (camino
conjunto). ¿Estamos siendo una Iglesia que camina detrás de Jesús?
San Marcos
puntualiza: "ellos no entendían aquellas
palabras y tenían miedo de pedir explicaciones”. ¿A qué se refiere el
evangelista? El anuncio que les hace Jesús se entiende perfectamente, palabra
por palabra. ¿Apoco no saben lo que significa entregar a una persona en manos
de otros? ¿Apoco no se entiende o no saben lo que significa matar a una
persona? Puede ser que no entiendan en ese momento lo que significa resucitar.
Nosotros más bien
creemos que lo que no se entiende es el camino de Jesús como salvación de la
humanidad, especialmente no se entiende que este camino debe ser vivido no sólo
por los discípulos sino por todos los seres humanos si de veras queremos la
salvación de Dios.
La escena de hoy
parece un jueguito de niños. Después del segundo anuncio de la pasión, los
discípulos vienen discutiendo por el camino quién de ellos sería el más
importante. Pero la triste verdad es que no es un juego de niños, es la carrera
que entablamos todos los seres humanos en la vida, en nuestras cosas
cotidianas, en la familia, en la sociedad, en el vecindario, en el ambiente
laboral, en la política, hasta en la Iglesia. ¡Cuántas veces el Papa Francisco
ha denunciado a los "carreristas”, a los clérigos, y cristianos en general, que
buscamos hacer carrera, escalando puestos por encima de los demás! Pareciera
que este querer y querer subir, y ser los más importantes, los más bonitos, los
más inteligentes, los más pudientes, y muchos etcéteras, fuera parte de nuestro
ADN. Pues sí lo es, ancestralmente. Desde que, con el correr de la evolución nos
hicimos una especie gregaria, se nos desarrolló, para que cada quien se
afianzara en sí mismo, la necesaria autoafirmación de la que nos hablan los
psicólogos, como parte de nuestro desarrollo humano. Es en este desarrollo
donde entra la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo para dar pasos más
adelante, para hacernos seres todavía superiores a los animalitos, a no ser que
prefiramos quedarnos en este estadio. ¿Qué escuchamos del apóstol Santiago en
la segunda lectura? "¿De dónde vienen las
luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones,
que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no
pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar, y
entonces combaten y hacen la guerra”.
Mientras nos
quedemos en este nivel, esta humanidad estará en el camino que la conduce a su destrucción,
perdición, porque todos queremos ser más importantes, todos queremos
posicionarnos por encima de los demás. En cambio, si tomamos el camino de
Jesús, el camino del servicio, de la entrega de la vida, estaremos en el camino
de la salvación.
¿Entendemos esto?
Pues en la cabeza puede ser que sí lo entendamos, no así en la vida. Y esto no
es para que cada quien lo viva y se quede en la intimidad, sino para que lo
vivamos todos los seres humanos. Vivamos el camino de Jesús nosotros los
cristianos, con intensidad, para que el mundo crea en Jesús, es la enseñanza de
nuestro Maestro. Qué hermosa pedagogía nos ofrece el evangelista: primero,
Jesucristo les pregunta, "¿qué venían
discutiendo por el camino?” Ellos se quedaron callados. Quiere decir que
Jesús los venía escuchando, sin decirles nada en ese momento. Un mejor momento
para reprenderlos y hacerles llegar su enseñanza al corazón, sería cuando
llegaran a casa. Sí, ahí, con tranquilidad ("se sentó”, nos dice san Marcos), "llamó a los doce” (no es un mero
decirles "vengan”, sino una verdadera y profunda vocación). Así es, el
cristiano está llamado por Jesús a hacerse el último y el servidor de todos.
¿Cómo quién? Como el Maestro, en comunión con el Maestro. Y esto es camino de
salvación para todos los seres humanos.