Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     





ENVIADOS A TRANSFORMAR AL MUNDO

Domingo 6 de julio de 2025, 14° del tiempo ordinario - C

Lucas 10,1-12 y 17-20.

 

Nuestra identidad de cristianos, nuestra espiritualidad, nuestra conducta, todas nuestras actividades, etc., han de partir de la persona de nuestro señor Jesucristo, nuestro Maestro. Inmediatamente antes del envío de los 72 discípulos que escuchamos en el evangelio de hoy, san Lucas nos había presentado las exigencias de Jesús: «Mientras iban caminando, uno le dijo: "Te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús le dijo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. A otro dijo: "Sígueme”. Él respondió: "Déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios”. También otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa”. Le dijo Jesús: "Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios”» (Lucas 9,57).

Jesús nos ha llamado en su seguimiento, y nos ha llamado para enviarnos a llevar su Buena Noticia a todo mundo. Así lo escuchamos en el evangelio de hoy: "Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir”. En esta frase debemos incluirnos todos los católicos. Ninguno de nosotros debe interpretar su catolicismo como una religiosidad intimista, devocionista, o de sólo rezos. A lo que vino el Hijo de Dios a este mundo es a lo que nos envía a nosotros.

Fijémonos en la calidad extraordinaria de este Maestro. La pedagogía moderna nos dice que se aprende más con la práctica que con las palabras. Pues esta es la pedagogía de Jesucristo: después de caminar con él, los discípulos son ahora enviados a predicar, a convocar a todas las personas a ser parte del proyecto de Dios de transformar de raíz nuestro mundo y cada persona según los planes de Dios. Lo dice Jesús con estas palabras: "Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios”. Este mensaje irá acompañado de la paz y de la curación de los enfermos, para que no se quede en las palabras.

Hoy día, nuestra Iglesia (cada diócesis, cada parroquia, cada grupo, cada familia católica, cada persona) nos hemos de preguntar qué efectos está teniendo nuestra religiosidad en nuestra sociedad. ¿Este mundo nuestro está cambiando gracias a que les estamos haciendo llegar la Buena Noticia de Jesús, es decir, su Evangelio? Pues pongámonos al corriente. Nuestra pastoral (actividad evangelizadora integral) ha de tener efectos palpables en nuestra niñez, en nuestra juventud, en la gente del campo, en el medio laboral, en las familias. Miremos este ambiente de violencia que estamos padeciendo, esta economía de afán de consumo, esta ideología tan individualista y egoísta que nos está invadiendo, el ambiente de falsedad y mentira en el que nos estamos asimilando, esta economía tan injusta de ricos a costa de pobres que no hemos podido cambiar.

Si las cosas siguen igual o peor, es que no les estamos haciendo llegar a esta Persona salvadora que es Jesucristo. Pongámonos a estudiar los santos evangelios, profundicemos día con día esa buena noticia que cambia a todas las personas.

No seamos ingenuos, pongamos los pies en la tierra, ya sabemos a qué mundo nos envía Jesús: "yo los envío como corderos en medio de lobos”. Vayamos despojados. Jesús no nos envía como poderosos, como ricos. Todo lo contrario, nos envía sin nada: "No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino”. Vayamos con el poder de Dios, vayamos con total disponibilidad. Ser enviados de Jesús es una gracia que debemos vivir en la alegría: "Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.

Su hermano: Carlos Pérez B., Pbro.


 

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