Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
Iglesia Diocesana en Decadencia
 
Leía en EL HERALDO del 25 de Mayo pasado, que el Sr. Arzobispo D. José Fernández, después de 17 años al frente de nuestra Iglesia Diocesana, declara que ésta se encuentra en decadencia en su plan pastoral. Esto es muy lamentable para todos los católicos de la Diócesis y desde el Sr. Arzobispo, hasta el último de los fieles debemos analizar y corregir los factores que producen este fruto negativo.
 
Estando muy lejos de ser un experto en este tipo de análisis, aporto las siguientes reflexiones al respecto. Periódicamente y durante varios años, en la Diócesis se han visto esfuerzos por establecer planes de Evangelización y se les han asignado hasta nombres, como " Nueva imagen de Parroquia, Parroquia 2000, etc. etc. " más casi siempre éstos no se llevan a su aplicación efectiva, o como se dice popularmente " no aterrizan " y se inicia un nuevo ciclo de éstos con el mismo resultado. Para formularlos, se cita a personas comprometidas con todo esto, tanto religiosos como laicos de todas las parroquias de la Diócesis, más no se logra el objetivo final y el ciclo vuelve empezar con el mismo triste final.
 
La estructura de estos proyectos de pastoral evangelizadora, generalmente ya son patrones previamente diseñados por la alta autoridad pastoral y no admiten cambio o sugerencia por parte de laicos, que también pueden aportar vivencias propias de su experiencia directa con el pueblo de Dios. A esto obedece su fracaso. Se debe evitar esto, para no asemejarnos al formato parecido que usan los partidos políticos en muchas ocasiones en sus congresos a nivel nacional. En cuanto al urgente apostolado con los jóvenes, en ocasiones, me consta, se ha visto a sacerdotes jóvenes llenos de entusiasmo que impulsan este tipo de actividad; pero algunos al no ser el párroco, sino vicarios de éste y que quizás éste último, sea menos entusiasta en este ministerio por su edad más avanzada, hay conflictos de coincidencia pastoral y ha sucedido, que por orden del Sr. Obispo, al joven sacerdote se le cambia de parroquia, protegiendo más bien al pastor senecto, acabándose con esto tan urgente ministerio que apenas principiaba y prometía grandioso fruto.
 
Los grupos entusiastas de jóvenes lamentan inútilmente ante las Autoridades Eclesiásticas este tipo de cambios, en algunas ocasiones rápidos y sin dar oportunidad de una reconsideración para evitarlos por parte de los fieles afectados. En cuanto el ministerio con los niños, creo se debe volver a prácticas muy espirituales que antes del Vaticano II se realizaban dentro del Templo. Ejemplo: en Navidad, las posadas cantando villancicos y acompañando a los santos peregrinos la Virgen María y S. José. Esto acostumbraba a los niños desde su corta edad a visitar el Templo participando en actividades que poco a poco enriquecían su espiritualidad, por obra de sus catequistas. He sabido, aunque parezca risible, de sacerdotes o sacristanes que dicen esto ya no se permite, por que se ensucia el piso del templo con la cera derramada por las velas que portan los niños.
 
También tristemente sucede en algunos templos parroquiales, la formación de una especie de grupos cerrados de personas muy allegadas al párroco y que no permiten que más fieles pertenezcan a ese tipo de "fans" del padrecito en turno y participen en ministerios eclesiales del culto divino, solo ellas quieren tener ese privilegio. Esto hace también que muchas personas, que serían excelentes apóstoles parroquiales, se alejen de la vivencia eclesial por tal motivo. En la misma reunión de la CELAM de Aparecida celebrada recientemente, en el discurso de inauguración de tan importante evento eclesial Latinoamericano, se afirma que: "La gente sincera que sale de nuestra Iglesia, no lo hace por lo que los otros grupos "no católicos" creen, sino fundamentalmente por lo que ellos viven, no por razones doctrinales, sino vivenciales, no por motivos estrictamente dogmáticos, SINO PASTORALES (mayúsculas mías), no por problemas teológicos, sino metodológicos de nuestra Iglesia.
 
Son palabras muy fuertes que todos los católicos, religiosos y laicos, independientemente de su jerarquía dentro de la vivencia eclesial, debemos corregir de inmediato para evitar lo que ahora lamenta nuestro Sr. Arzobispo.
(continuará)
JOSE L. FIERRO C
 

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