LAS FINANZAS EN LA IGLESIA DE CHIIHUAHIJA
Transparencia y Claridad Un párroco, de una parroquia ubicada en un zona de tipo medio alto, se quejaba de que la recaudación económica en su parroquia, era insuficiente para hacer frente a los gastos y solicitó a los fieles una aportación extraordinaria para solventados, En igual forma, en una parroquia rural, ubicada en un municipio con escasa población y múltiples carencias, el párroco manifestaba que los ingresos que podían aportar sus feligreses, correspondian al cincuenta por ciento de lo que se requería para cubrir los gastos normales y para subsistir, recurria a sus amigos y conocidos, para completar su presupuesto.
Así mismo en otra parroquia situada en la periferia, el párroco tiene que solicitar donativos y organizar eventos, para hacer frente a los gastos propios de su parroquia, entre ellos su sueldo. Los casos anteriores corresponden a la Diócesis de Chihuahua, sin embargo, reflejan una situación bastante generalizada en la Iglesia, donde se desconoce la situación financiera que priva en ella. Siempre y sobre todo en estos tiempos, la conciencia social exige que toda persona que es cabeza de una organización, gobierno, comunidad, empresa, rinda cuentas de lo que hace, lo que gana, lo que recibe y las decisiones que torna, ante las personas que representa y sirve; en eso consiste la transparencia y claridad que debe haber en todos sus actos.
Lo anterior también se aplica a la Iglesia y a la Diócesis de Chihuahua ya que no se dá a conocer en detalle y públicamente, los recursos que recaba y su aplicación, como lo señala el Código de Derecho Canónico (Lib II, Parr II; Secc II, Tit Ill,Cap II, Art 3o y Lib V Tit II) Los católicos contribuimos económicamente con el diezmo, donativos y limosnas a la Diócesis y parroquias y desconocemos que se hace pormenorizadamente con esos recursos y si hay déficit ó superávit. Todas las instituciones para tener credibilidad, deben proporcionar información detallada, veraz y completa, acerca de lo que de hecho se dice, se hace y se piensa y la Iglesia no es la excepción. Inclusive sería motivador para que el laico diera con largueza, al conocer la realidad financiera de la Diócesis, la parroquia y sus apostolados.
Dentro de la Iglesia hay muchos fieles que dedican buena parte de su tiempo en diferentes apostolados, lo hacen con total entrega y refrendan su actuar con el ejemplo, por lo cual merecen reconocerse, apreciarse y recibir apoyo económico para sus actividades apostólicas, lo cual es común que no suceda; hay por tanto una gran distancia entre lo que se predica y lo que se hace. Fernando Fonseca Valdez |