CAPACIDAD INTELECTUAL
Es probable que una de las causas de la mediocridad y notable incapacidad de JFA en su desempeño como obispo, sea su baja capacidad intelectual. No nos ponemos aquí a analizar si esta incapacidad se deba a un bajo coeficiente intelectual (lo cual parece que hay que descartar) o a una notable pereza para estudiar y estar al día en los conocimientos que su cargo le exige tener. En este caso tal vez habría que hablar más bien de ignorancia. La ignorancia de JFA se pone claramente de manifiesto en múltiples formas. Por ejemplo:
· Casi no orienta a sus diocesanos con mensajes sobre cuestiones éticas, doctrinales o simplemente pastorales. Evita publicar cartas pastorales o mensajes. Algunos sobre cuestiones sociales ha procurado que se publiquen colegialmente por todos los obispos de la región, contentándose con poner en ellos su firma.
· Desperdicia las grandes oportunidades que tiene un obispo para aplicar proféticamente la Palabra de Dios a situaciones actuales con ocasión de las fiestas de Navidad, Cuaresma, Pascua, en nuestro caso la canonización del primer santo chihuahuahuense, etc.
· En los grandes momentos eclesiales de la arquidiócesis, como el Sínodo, la elaboración del plan diocesano de pastoral, jamás ha dado una orientación teológica o pastoral para fundamentar doctrinalmente el evento o señalarle un marco de referencia.
· En sus homilías y alocuciones, incluso en eventos de gran importancia o solemnidad, improvisa, y en esas improvisaciones manifiesta una mente sumamente confusa, falta de hilación en sus ideas y grave carencia de conceptos teológicos y de todo tipo.
Repásense, para comprobar esto, algunos discursos que hemos reproducido en otras partes de este libro: Su homilía y su alocución a los laicos con ocasión del curso que éstos tomaron para colaborar en la elaboración del Plan de Pastoral (capítulo 8 Su "Plan Diocesano de Pastoral”), el discurso en la presentación del libro "Los Maronitas” (capítulo 17 Relación con los maronitas).
En todos esos casos los oyentes sienten una extraña sensación de irrealidad y una mezcla de irritación y vergüenza ajena.
· Como decimos, JFA evita lo más posible redactar escritos sobre cuestiones teológicas, morales, pastorales, etc., fuera de cartas y notas administrativas de rutina. Y no sólo evita escribir o hablar de cuestiones más serias, sino que tampoco encarga a uno o más sacerdotes preparados que le escriban esos documentos. Y es que su incapacidad es tal, que siente inseguridad hasta para discernir si lo que le escribieron es correcto o no y, por tanto, asumir la responsabilidad por ello. |