Abusos Sexuales
Rául Sánchez Küchle Uno de los graves problemas que enfrenta la Iglesia Católica en los últimos años es el de los escándalos causados por sacerdotes pederastas. Aun cuando las cifras de tales casos puedan ser infladas y comparativamente se trate de un porcentaje mínimo de clérigos involucrados en dichos asuntos; y aun cuando algunas veces sea más el ruido que las nueces, es decir que las cosas se magnifiquen y se descubran luego segundas intenciones en quienes abren las puertas al escándalo a veces con pruebas ya veces no, no tanto por encontrar la verdad y saldar la justicia, sino por arremeter contra la Iglesia u otras causas, no deja de ser preocupante el que a los culpables, cuando verdaderamente se comprueba que los son lo que veces se queda en el aire, lo mismo que sobre los supuestos encubridores- no les sea aplica do el paso de la ley civil y eclesiástica, o cuando menos esa impresión se dé, y surjan dudas de si se actúo con justicia y verdad.
También el apoyo a las víctimas y la justicia a las mismas - cuando se ha determinado que lo son- ante la opinión pública pueden no quedar claros e incluso cubiertos por los escándalos. Bien, en días pasados, al recibir a la Confederación Episcopal de Irlanda, Benedicto XVI, en sus primeras declaraciones sobre abusos sexuales desde que sucediera a Juan Pablo II como Papa, afirmó que los daños infligidos por los abusos sexuales son "profundos”, y. consideró que es "urgente” restaurar la confianza en la Iglesia ante los abusos sexuales a menores de edad en los que estén involucrados sacerdotes, y pidió esforzarse para "establecer la verdad” de lo que ocurrió.
La Iglesia Católica ha padecido numerosos escándalos en Irlanda Por eso el Papa expresó a los obispos: "En el ejercicio de vuestro ministerio pastoral, habéis tenido que responder en los años recientes de numerosos casos de abuso sexual de menores... Son más trágicos cuando el abusadores un clérigo”, y remarcó que "es importante esclarecer lo ocurrido en el pasado para adoptar las medidas que sean necesarias para evitar que suceda de nuevo, para asegurarse de que los principios de la justicia se respeten y, sobre todo, para proporcionar una curación a las victimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces. De este modo la Iglesia de Irlanda (y la Iglesia toda, agregaríamos nosotros) se fortalecerá”.
El Papa, en cambio, elogió "el buen trabajo y la dedicación de la gran mayoría de los sacerdotes y religiosos de Irlanda, que no debe ser eclipsado por las transgresiones de sus hermanos” Estas declaraciones papales abren la puerta, en medio de muchos casos que aún se ventilan, algunos en nuestro país, a1 que en verdad puedan juzgarse sin reticencia de ninguna especie a los que caigan en tales conductas y las víctimas sean resarcidas; pero también a que por encima de todo -los escándalos, las mentiras, las presunciones, la publicidad, las malas intenciones...-, se antepongan la verdad y la justicia. ¿Lo ven? |