¿Es la Misa de San Pío V la única auténtica?
En la sección ESPECIAL, que publica El Heraldo de Chihuahua diariamente, el coordinador de esa página, Juan Manuel Barrientos, bajo apariencia de catolicismo ha publicado por lo menos tres números que contienen ataques sumamente graves contra la Iglesia católica y que lo hacen ubicarse en las filas del radicalismo disidente y cismático. En esos números de la mencionada sección, el recopilador afirma, entre otras cosas, que la Misa celebrada según el rito reformado por el Concilio Vaticano II y promulgada por Pablo VI, es una misa falsa y herética, que Pablo VI era prisionero en el Vaticano de una mafía y que el Concilio Vaticano II es un falso concilio que sólo trajo la destrucción a la Iglesia. Desgraciadamente, no hubo ninguna respuesta oficial de parte de la arquidiócesis de Chihuahua para orientar a los católicos chihuahuenses sobre esos ataques a su fe. El único que se atrevió a hablar fue el padre Dizán Vázquez a título personal, y lo hizo mediante una carta a El Herlado, de la que tomamos los siguientes párrafos.
Una postura católica que resultó anticatólica
Juan Manuel, o es un ingenuo, o un desorientado, o un quintacolumnista de las peores expresiones de esas tendencias cismáticas que hoy llenan de llagas el cuerpo místico de Cristo. Pongamos por ejemplo, el Especial del 27 de noviembre: "La Misa en Latín” (que por cierto, se volvió a publicar el 17 de enero de este año, a pesar de la presente carta, n. de la r.). Ciertamente la Misa de San Pío V es una misa venerable, un auténtico tesoro de la Iglesia que no necesita que la defiendan con esos argumentos ramplones. Hoy se está dando, gracias a Dios, un movimiento legítimo para alcanzar de la Santa Sede que se permita su uso al lado de la misa promulgada por Pablo VI, no menos católica. Así lo piden sociedades conservadoras pero plenamente católicas como Roma Aeterna Una Voce, que dicho ESPECIAL cita como una de sus fuentes.
Ojalá en Chihuahua haya pronto una iglesia o capilla donde se celebre en ese rito anterior al Vaticano II para todos aquellos que lo quieran disfrutar. Después de todo, la Misa de San Pío V nunca ha sido abolida ni prohibida, sólo falta reglamentar su uso al lado de la Misa de Pablo VI. Pero luego Juan Manuel hace una revoltura bastante tóxica, mezclando reivindicaciones auténticamente católicas con argumentos tomados de fuentes cismáticas y antipapales, como es el caso de cmri, una congregación cismática, fundada por un obispo norteamericano consagrado ilícitamente por otro obispo cismático mexicano, ubicados ambos dentro de la corriente "sedevacantista” de los opositores al Concilio Vaticano II, es decir, que no reconocen como legítimos a los papas a partir de Juan XXIII, incluyendo al actual. ¿Por qué tiene la página que recoger argumentos chapuceros para defender la Misa de San Pio V satanizando la nueva Misa, como esas fotos en que aparecen algunas formas aberrantes de celebrarla. Como si esas aberraciones fueran propias de la nueva liturgia y como si los que la celebramos no las lamentáramos con profunda pena. Y como si con la Misa de San Pío V no se hubieran dado también durantes siglos muchas celebraciones sacrílegas. Luego vino el ESPECIAL del 9 de diciembre: "El Papa Impostor”. En él abundan afirmaciones tomadas de las supuestas revelaciones de Nuestra Señora de las Rosas, o más bien "de las espinas”, pues es una Virgen María terrible, que no se cansa de lanzar maldiciones y condenar al infierno a quien no piensa como ella, aunque sea el mismísimo papa. Pura proyección de quienes "manejan” tales apariciones para respaldar con la autoridad de la Virgen sus propias obsesiones. Huelga decir que tales apariciones no han sido aprobadas por la Iglesia, sino más bien todo lo contrario.
Y para terminar, el ESPECIAL del 10 de diciembre y su continuación el 11. Son una gruesa andanada contra el Concilio Vaticano II, precisamente en estos días en que la Iglesia celebra su 40 aniversario. Para desautorizar tal concilio Juan Manuel se vale una vez más de "las palabras de la Virgen”, según esas apariciones de Bayside. De nada le vale la autoridad de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, quienes han reafirmado una y otra vez la legitimidad del Concilio, reivindicando su auténtico alcance y significado. Tenemos que recordar una vez más que el legítimo intérprete del Concilio no son ni los teólogos progresistas debocados ni los tradicionalistas obcecados, que sacan ambos conclusiones que sus textos no avalan, sino el Papa. (A este respecto, ver la evaluación que hace el papa Benedicto XVII del Concilio Vaticano II con ocasión de su 40 aniversario, en su discurso navideño a la Curia Romana: http://www.zenit.org/spanish/en Documentos, 2005-12-22: Benedicto XVI hace un balance del año 2005).
En suma, Juan Manuel, y con él quienes lo apoyan en su publicación, tienen que definirse: o son católicos (y por este adjetivo, que por lo visto cada quien usa como se le antoja, entiendo estar en comunión con Pedro como garante de que estamos en la correcta confesión de Cristo, Mt 16, 15-16; Lc 22, 31-32) o no lo son, pero que lo digan. Que no nos den gato por liebre, confundiendo a los pobres católicos, que poco les falta, cuyos pastores, por lo visto, en lugar de cuidar el rebaño son como "perros mudos” (Is 56, 9-10). (Chihuahua, Chih., 13 de diciembre de 2005).
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