SER APOSTOLES
El Señor envía a sus discípulos para que lleven el mensaje se su Evangelio a todas las gentes. Esta misión no corresponde sólo al Papa o a los obispos o a los sacerdotes y religiosos, sino a todos los bautizados. Nadie tiene que acobardarse frente a las dificultades de la misión, Jesús acompaña a sus discípulos, los cuida y los defiende.
Dios nos llama a proclamar su mensaje de aliento, de alegría y de abundancia de paz. Es el padre. Es el mensaje de salvación que Dios dirige a todos los hombres.
Nuestra misión es testimonias la muerte yu resurrección del Señor. Por eso es necesario que vivamos alejados del pecado y de las obras de muerte y permanezcamos en la vida nueva, llenándola de obras santas.
Existen numerosos campos de Apostolado para los laicos, es decir, para los católicos que viven en el mundo. Apostolados que la iglesia aprueba y organiza para fomentar la vida cristiana en la familia, en las parroquias y en la sociedad.
Apostolado de la Oración: medio necesario, fácil y poderoso. Nuestras oraciones, unidas a las de Jesús, de la Iglesia y de todas las almas buenas, serán lo que mantengan viva la fe y la vida del Espíritu en el mundo.
Apostolado del ejemplo: el buen ejemplo conquista a las almas más que cualquier otra cosa. El buen ejemplo de los cristianos será siempre para todos una eficaz exhortación a la virtud.
Apostolado del Sacrificio: el sacrificio es la moneda que rescata las almas del poder del mal.
Pero hoy ha cobrado gran importancia y eficacia el apostolado de la Moral Pública. Debemos apuntar todas nuestras fuerzas para combatir el mal que trata de sofocar el bien. Luchar contra la corrupción, la injusticia, el hambre, la falta de libertad, el abuso del sexo y las drogas… Esta es la incumbencia más urgente de los apóstoles de hoy |