CURSO ALPHA
Esperanza para los cristianos Por Carlos Alberto Jardon Los protestantes en Latinoamérica son tan numerosos y tan crecientes que las soluciones parecen verse rebasadas, por eso la esperanza a veces se enfría (el análisis de estos problemas se encuentra en todo el capítulo 2 de la primera parte del Documento de Aparecida).
Uno de los grandes desafíos es el diálogo ecuménico que en nuestros países, en general, parece una realidad alejada de la vida cotidiana. Desgraciadamente, los malos entendidos y el fundamentalismo –tanto evangélico como católico- han provocado un mayor distanciamiento entre la Iglesia Católica y muchas comunidades eclesiales presentes en América Latina. A pesar del distanciamiento, los obispos de América nos vuelven a recordar que el sueño de Jesús: "Que todos sean uno…” (Jn. 17,21) es posible si todos ponemos de nuestra parte. La búsqueda de la unidad es una exigencia y un compromiso adquirido en nuestro bautismo y le relación con los hermanos y hermanas bautizados de otras iglesias y comunidades eclesiales en un camino irrenunciable para el discípulo y misionero (Aparecida 227). Esta relación está basada en el mutuo conocimiento: requiere un esfuerzo de nuestra parte para profundizar en la riqueza a todo aquel que quiera aceptarla. Se requiere también que muchos evangélicos y muchos católicos dejen de lado prejuicios antiprotestantes. Con todos aquellos que tienen hambre y sed de justicia nos ponemos en camino para llegar a la única fuente que nos puede saciar (Jn 7, 37-39) Cabe observar que, donde se establece el diálogo disminuye el proselitismo, crece el conocimiento recíproco, el respeto y se abren posibilidades de testimonio común. (Aparecida 233). El Curso Alpha Cuando conocimos el }curso Alpha, vimos en él un camino para ofrecer ese testimonio común.
Es un curso nacido en una parroquia anglicana hace más de 20 años; actualmente se imparte en 159 países y se ha traducido a más de 40 lenguas (con modificaciones sugeridas por la Conferencia del Episcopado Francés). Se imparte en parroquias católicas lo mismo que en iglesias evangélicas. Consiste en 10 sesiones y un retiro de un fin de semana. Su objetivo es alcanzar a los alejados y suscitar el encuentro con Jesús; a los que no van a la parroquia o dicen creer, pero no se sienten identificados con la Iglesia. En Äfrica es utilizado por muchos misioneros, en Europa está rescatando la ausencia de feligreses en muchas parroquias y en América Latina está comenzando a dar sus frutos, ejemplo de ello es Costa Rica. Numerosos jóvenes están involucrados en el Curso Alpha, en la pasada Jornada Mundial de la Juventud, se impartieron charlas de Alpha guiadas por jóvenes católicos. El método El método es simple y se parece al método de Jesús; se sirve una comida o cena, después se imparte un tema de 45 minutos y para finalizar se comparte en pequeños grupos (Jesús impartió muchas enseñanzas durante las comidas). La comida sigue siendo importante para nuestras culturas americanas, así que Alpha se ajusta muy bien a nuestras costumbres, después la parroquia no tiene que gastar en comida, los invitados la llevan.
La visión del Curso Alpha es simple también: re-evangelizar las naciones y transformar la sociedad, por eso se imparte también con éxito en cárceles y en comunidades alejadas de las grandes ciudades. Los resultados han convencido a muchos párrocos, misioneros, obispos y cardenales, incluyendo al padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa pontificia, quien es un entusiasta propagador del Curso. Hemos experimentado, desde que impartimos el primer curso Alpha, que es una herramienta que convierte al católico nominal en un verdadero discípulo misionero. Entre los testimonio más impactantes del Curso Alpha, está el de un mexicano de casi 80 años, que había dejado de asistir a la iglesia desde los siete. Cuando hizo la primera comunión pensaba que iba a ver físicamente a Jesús –tal como se lo había prometido su catequista- como eso no ocurrió se alejó con muchos rencores que fue acumulando con el tiempo, cuando terminó el Curso Alpha, se acercó a comulgar con lágrimas en los ojos. Alpha no es la solución, ni para el ecumenismo ni para la evangelización, es simplemente una herramienta que según hemos visto, funciona. Está en la línea del primer anuncio, es una herramienta más que puede energizar poderosamente el proceso de discipulado misionero que nos pide Aparecida. Los que estamos involucrados en Alpha tenemos la esperanza también –de que un día- se haga realidad el sueño de la unidad.
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