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LA CARTA DEL PAPA A IRLANDA. AVANCE Y VACÍOS.
Martes 23 de marzo del 2010
Carlos Pérez B. Pbro.
Ante la presión que se ha ejercido en los medios de comunicación por las denuncias sobre abusos sexuales a menores de edad por parte de sacerdotes, el Papa ha escrito una carta a la sociedad Irlandesa. Irlanda ha sido un país tradicionalmente católico, con más del 90% de su población.
Con Benedicto XVI se ha dado el avance de aceptar un poco más valientemente que muchas de las denuncias han sido veraces. Ya hay menos ocultamiento. En su carta, el Papa expresa, como ya lo ha hecho en anteriores ocasiones, sus buenos sentimientos hacia las víctimas y sus familias, hacia todos los miembros de la Iglesia, especialmente el resto de los sacerdotes y religiosos que, por extensión, se han visto golpeados, no sólo por los casos dolorosos en sí mismos, sino porque las acusaciones son a veces generalizadoras. Pide perdón por todo eso.
La carta del Papa contiene ahora una novedad: acepta la responsabilidad de los obispos en el trato de este asunto. Lo dice con estas palabras:
"No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones. Reconozco que era muy difícil comprender la magnitud y la complejidad del problema, obtener información fiable y tomar decisiones adecuadas en función de los pareceres contradictorios de los expertos. No obstante, hay que reconocer que se cometieron graves errores de juicio y hubo fallos de dirección. Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia. Aprecio los esfuerzos llevados a cabo para remediar los errores del pasado y para garantizar que no vuelvan a ocurrir”.
Sin embargo, algunos acusamos un notable vacío: quisiéramos que el Papa mismo expresara un "mea culpa" personal. En el caso mexicano del p. Marcial Maciel, sabemos, porque así lo han denunciado abiertamente quienes fueron sus víctimas de abuso sexual, que su causa llegó, y con bastante insistencia, a la Curia Romana. A finales de los años 90’s, el actual Papa era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo al que el Papa Juan Pablo II le había encargado todos esos casos. ¿Por qué nuestro Papa no se atreve a decir que él también fue parte de esos errores cometidos, y expresar sus razones, porque seguramente en años anteriores ellos pensaban que eso era lo que se tenía que hacer, por el bien de la Iglesia, en detrimento de las víctimas, porque por lo general los laicos ha sido ninguneados en nuestra Iglesia.
Estos denunciantes, que fueron miembros de la congregación de los legionarios de Cristo, fueron vituperados al interior de su congregación como exotorsionadores, por algún cardenal y varios obispos, por sus mismos excompañeros, e ignorados olímpicamente por la jerarquía de la Iglesia a la que recurrían, y hasta se les quiso obligar al silencio. Todavía se les debe una atención personal y pública. El Papa está obligado a restituirles su credibilidad, decirle a todo el mundo que no eran unos mentirosos, que estaban en todo su derecho a denunciar los abusos de que fueron objeto en su juventud. Y a pedirles perdón por esos abusos y por ese ocultamiento.
El Papa no menciona la formación de los futuros sacerdotes como una prioridad. Hace unos cinco años un grupo de laicos de nuestra diócesis visitó al obispo don José para que pusiera atención al seminario. A pesar de que fueron regañados por los sacerdotes presentes en esa reunión, tenían razón, y es algo a lo que nuestra Iglesia Universal debe ponerle atención: a la formación sacerdotal.
Y, finalmente, es causa nuestra insistente que la Curia Romana, con el Papa a la cabeza, admita que han silenciado o se han hecho sordos a otros asuntos, que a la larga han resultado más perjudiciales para la Iglesia, como el nuestro, el haber padecido un período antipastoral de 20 años, que no es un asunto sepultado en el pasado, como algunos quisieran pensar, porque nuestra Iglesia sigue actuando de la misma manera.
Hay otros casos en que obispos y curia romana deben poner mucha atención, porque también nos dañan fuertemente, es la administración de los dineros de nuestras gentes. También aquí se dan abusos que claman al cielo. |