Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     



22 de abril 2010
Historia de Jaime Huerta
OTRO PROTEGIDO POR LOS "MONSEÑORES" JOSE FERNÃNDEZ ARTEAGA, JOSE FELIX CHÃVEZ CORDERO Y JOSE MANUEL LOPEZ FERNÃNDEZ. Atiende el Vaticano el caso de abuso sexual de sacerdote chihuahuense Por: Patrcia Mayorga | 21-Abr-2010 07:53 La Congregación para la Doctrina de la Fe, òrgano eclesiástico que depende del Vaticano, se puso en contacto con Jaime Huerta López, joven que hizo pública su demanda de abuso sexual por el sacerdote Fernando Moriel Guerrero en mayo del año 2003. El sacerdote Pedro Miguel Funes, de origen mexicano y quien trabajó durante diez años en el estado de Chihuahua, dio a conocer que la víctima escribió en el 2003 a la Congregación, y de acuerdo con el procedimiento legal, puso el caso a disposición del Arzobispado de Chihuahua, presidido entonces por monseñor José Fernández Arteaga. Al respecto, el vocero de la Arquidiócesis, el sacerdote Gustavo Sánchez Prieto, dio a conocer que en el Tribunal Eclesiástico de Chihuahua no existe denuncia alguna por esa causa, sin embargo se conocen casos de pederastia y/o abuso sexual por parte de sacerdotes, que se han hecho públicas, por lo que aceptan el problema. El padre Funes indicó en entrevista vía Internet que si la presunta víctima, en este caso Huerta López, no esta, de acuerdo con la decisión del arzobispo, lo mejor sería que escribiera de nuevo a la Congregación. Comprendo sin embargo que tal vez no tuvo la asesoría necesaria. Como quiera, podría escribir todavía hoy. Si hay algún elemento nuevo, el caso podría ser revisado. Jaime Huerta entabló contacto con el padre Funes para solicitar asesoría con respecto a su caso y la situación que vivió cuando denunció el caso ante la Procuraduría General de Justicia del Estado y ante el Tribunal Eclesiástico de Chihuahua. En la misiva que envía al padre Funes, Jaime Huerta le pide que ya no encubran más a los sacerdotes que abusan sexualmente de menores. Dios podrá juzgarnos, eso es verdad, pero ¿y la ley de los hombres dónde está? Quedan muchas preguntas por resolver y mucho dolor que sanar. Le agradezco tome el tiempo de escucharme y a pesar de mi edad, necesito de la luz que me guie en mi camino, un camino que es incierto. Al inicio de su escrito, explica la razón por la que hizo pública su historia. Es para mí algo penoso, créame que este ˜secreto™ me lo hubiera llevado a la tumba, mas sin embargo está de por medio mi familia, que se enteró de mi enfermedad y tuve que explicar cómo la obtuve. He tratado de olvidar lo ocurrido hace algunos años, pero mi enfermedad me lo recuerda día con día. Las humillaciones y vejaciones de que fui objeto, no son fáciles de curar. Jaime conoció al padre Moriel cuando Este estaba a cargo de la parroquia de Santa Teresita, en la capital del estado. El sacerdote se ganó la amistad del joven cuanto Este era un adolescente de 14 años. El basquetbol fue el pretexto con el cual se acercó a Jaime, y fue hasta después de meses cuando le confesó que era sacerdote. Cuando Jaime se enteró del oficio del cura, Moriel ya lo había invitado a un supuesto torneo de basquetbol en Arareco, donde lo convirtió en su pareja sexual después de haberselo ganado con regalos costosos. Huerta López proviene de una familia de 14 hermanos cuya situación económica es precaria, por lo que en el 2003 confesó haberse dejado impresionar y convencer por el sacerdote. Pero cuando el joven trató de desligarse de la relación, el padre lo acosó hasta deshacer el compromiso matrimonial que Jaime Huerta concretaría a los 19 años. Moriel y Huerta continuaron la relación hasta que Jaime huyó a Estados Unidos; sólo así rompió la relación que sostenían. Después de unos años de permanecer en el país vecino, Jaime se enteró que padece sida y decidió regresar con su familia. Una vez que llegó a Chihuahua, Jaime buscó a Fernando Moriel para solicitarle apoyo moral y económico para atender su enfermedad, lo cual el sacerdote tomó como una agresión y decidió enviarle abogados para intimidar a la familia Huerta. Fue entonces cuando Jaime decidó dar a conocer la historia de manera pública y demandó al cura ante la PGJE, pero su caso fue archivado. Las demandas por corrupción de menores (entonces tipificada de esa manera) y por abuso sexual, habían prescrito, mientras que la de amenazas también fue archivada sin investigación. Las placas del carro que vigilaba la casa de la familia Huerta pertenecían a la entonces Policía Judicial. Jaime insistió con el clero de Chihuahua para que lo escucharan y apoyaran con el tratamiento, pero el arzobispo José Fernandez Arteaga decidió ponerle un cuatro. Un día del 2003, por la tarde, Jaime llegó a la casa del pastor, quien lo había invitado porque supuestamente había aceptado apoyarlo económicamente, Al llegar a la casa del arzobispo, Jaime se encontró con investigadores públicos y judiciales disfrazados de sacerdotes para grabar la escena. El Arzobispo le indicó que le daría el dinero si estaba consciente de que se trataba de una extorsión. Presionado, Jaime le dijo que le llamara como quisiera, pero Él requería atenderse. Fue hasta ese momento cuando Huerta López se percató de que se trataba de una trampa para aprehenderlo. Transcurrió un mes y medio para que el arzobispo otorgara el perdón legal a Jaime, ya que a la prensa declaró que silo le otorgaba el perdón espiritual. Jaime se sostuvo en su dicho y cuando la juez tercero de lo penal, que en aquel tiempo era Patricia González Rodríguez, admitió el careo entre Moriel y Jaime, otro careo entre el entonces rector del Seminario y Huerta, y uno más con el arzobispo. Dicha resolución significaba que Moriel tendría que ir a declarar al Juzgado. Desde el día que se hizo pública la versión de Jaime Huerta, el sacerdote fue retirado de la Diócesis y hasta la fecha no se ha presentado a dar su versión, envió un comunicado en el que se deslindó de la acusación. Esa historia, con detalles, es la que presentó Jaime en aquel tiempo ante el Tribunal Eclesiástico y un grupo de laicos llevó su demanda al Vaticano. El caso fue turnado al arzobispo pero nunca se conoció la resolución. Ahora, después de siete años de la denuncia, Jaime encontró eco en la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la apertura paulatina que tiene la Iglesia católica. El sacerdote Funes está en contacto con Jaime y su caso podrá ser revisado de nuevo. En la carta electrónica que envía Jaime a la Congregación, explica que estar en medio del escarnio público es difícil de superar. A pesar de que ya pasaron unos años, sigo con la esperanza de que dé la cara el padre Moriel, así como yo tuve el valor de decir lo que pasó. Lo más sensato sería que Él demuestre lo contrario o se sincere con la Iglesia. Respecto a las consecuencias espirituales y sicológicas que Jaime ha enfrentado, la describe así: Si le soy sincero, por años perdí mi fe. Estando con Él, me sentí defraudado conmigo mismo, mas sin embargo, hoy en día le doy gracias a Dios por la luz y por el día, por mis padres y por lo que tengo a mi alrededor. Es increíble cómo nos cambia la vida en cuestión de segundos. A pesar de lo ocurrido, yo estoy satisfecho con lo que estoy haciendo con mi vida. Me falta recuperar una parte de mi vida, mi niñez y mi adolescencia. Padre, quiero ser fuerte, pero no lo logro; hay algo en mí que a veces no me deja avanzar. Es mi niñez lo que perdí y lo que jamás regresará; es una parte muy importante de nuestras vidas. Lo que busco ya no es justicia para mí, ya pasó mi juventud, ya pasó toda la etapa de mi vida, pero creo que con mi historia puedo hacer eco para que otros jovencitos no caigan en lo que me ocurrió. Es una pena que personas como Fernando Moriel y muchos mas trunquen la vida de seres inocentes y que hoy en día, por experiencia propia, no podamos vivir al máximo nuestras vidas. el que vive esta vida sabe en realidad lo que podemos sentir. Jaime Huerta se encuentra en espera de la respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Dios lo bendiga y lo conserve siempre, porque en sus manos tiene una tarea muy especial, concluye la carta de Jaime enviada a quien tiene el encargo del Vaticano de investigar los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
carlos garza

 

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