Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
INSISTE JESÚS EN SU LLAMADO A SEGUIRLO
Comentario a Lucas 9,51-62, evangelio de la Misa del domingo 27 de junio del 2010.
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
     El domingo pasado, después de preguntarnos por su identidad y su misión o mesianismo, Jesús nos invitaba a seguirlo. Para ello, había que renunciar a uno mismo y tomar su cruz cada día. San Lucas, ya antes nos había aclarado que en el grupo de los seguidores de Jesús, desde luego que había mujeres, y nos da varios nombres (cfr. 8,2-3).
     Ahora san Lucas abre una nueva sección, el caminar firmemente decidido de Jesús a Jerusalén. En este caminar Jesús sigue llamando discípulos en su seguimiento. Son tres los casos que nos presenta el evangelista, pero desde luego que pudieron haber sido muchos más. El primero es uno que al parecer se anotó por iniciativa propia, aunque más bien debemos pensar que la suya es respuesta al llamado de Jesús. Esta frase, "te seguiré a dondequiera que vayas”, nos habla del entusiasmado por los milagros o las enseñanzas de Jesús. Puede ser el caso de cada uno de nosotros, que nos entusiasmamos de buenas a primeras con Jesús pero sin considerar los alcances y las consecuencias de irnos detrás de él. Jesús no tiene nada que ofrecernos en este mundo, nada de bienes materiales, aunque sí espirituales. No hay ganancia con el seguimiento de Jesús. ¿Lo sabemos bien clérigos y laicos?
     Más delante Jesús le dice a otro: "Sígueme”. Es el llamado que nos hace a cada uno de nosotros. Puede pensarse que la respuesta del que fue llamado consistía solamente en darle sepultura a su papá que ya había fallecido. Yo pienso que más bien se refiere a que quiere quedarse a vivir con él varios años, hasta que fallezca, y ya cuando quede libre de ese compromiso, entonces se irá detrás de Jesús. Es lo que muchos de nosotros hacemos: ya cuando tenga un buen trabajo, cuando termine mis estudios, cuando saque adelante a todos mis hijos, o hasta mis nietos, cuando se arreglen las cosas en nuestro país, etc., cantidad de pretextos. El anuncio del Reino debe ser la prioridad de nuestra vida cristiana, no debe interesarnos o preocuparnos ninguna otra cosa.
     El tercero también responde, quizá habiendo sido previamente invitado por Jesús, que lo deje despedirse de su familia. En la primera lectura encontramos el ejemplo de Eliseo, que dijo que iba a despedirse de sus padres, y no era cierto, fue a quemar su yunta y sus bueyes, es decir, a quemar las naves, para ya no tener regreso, para irse definitivamente en seguimiento de Elías el profeta. La respuesta de Jesús es la invitación a la prontitud, a la decisión.
     El llamado de Jesús no es a la vida sacerdotal solamente, o a la vida religiosa o misionera. No. El llamado de Jesús es a todos, a ser simplemente cristianos. Nunca estaremos insistiendo suficientemente que la vida cristiana consiste en seguir a Jesucristo. Repito lo de siempre: la vida cristiana no consiste en creer en un listado de verdades de fe, o en cumplir un código de normas morales, sino en seguirle los pasos a una Persona. Esto lo decimos muy fácil, pero debemos preguntarnos en qué consiste concretamente, en cada uno de nosotros, seguir a Jesús. Porque lo podemos traducir por un persignarnos, ir a Misa, ser buenas gentes, rezar, etc., y con eso, volvemos a caer en lo mismo, en una reducción del seguimiento de Cristo. Pero no es así. Por eso hoy Jesús nos habla del anuncio del Reino. Quizá eso nos ayude a cada uno, el preguntarnos cómo puedo yo anunciarle el Reino de Dios a este mundo. Jesús lo hizo de la manera como nos lo platican los evangelistas, y yo, y cada uno de nosotros, debe asemejarse lo más posible a esa manera como Jesús lo hizo: despojado de todo bien material y de todo poder humano, con coherencia de vida, con palabra valiente y sabia, con señales palpables, con su preferencia por los pobres y pecadores, con un amor que le viene del Padre.
 

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