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MES DE LA BIBLIA. EL PAPEL DE LA PALABRA EN LA VIDA DE JESUCRISTO
Miércoles 22 de septiembre del 2010
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
La religiosidad o las prácticas religiosas no fueron lo fuerte en la vida de nuestro señor Jesucristo. Para Jesucristo lo más importante fue cumplir con la voluntad o palabra de su Padre. Vamos a ver varios pasajes de los evangelios en los que el mismo Jesucristo nos habla de la importancia de cumplir la voluntad de Dios:
En una ocasión en que Jesucristo iba de camino a Galilea, llegaron él y sus discípulos a un pueblito de samaritanos. Mientras los discípulos se fueron al pueblito a conseguir comida, Jesús se quedó junto a un pozo, a la hora del calor. Ahí se puso a platicar con una mujer de ese pueblito. La mujer llevaba un cántaro para sacar agua pero no llevaba comida. Cuando sus discípulos llegaron, le insistían en que comiera, ante lo cual Jesucristo aprovechó para hacerles ver algo mucho muy importante para él en su vida. Leamos en el evangelio la respuesta que les dio: busquen Juan 4,31-34: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra”.
¿Se dan cuenta, en esta manera de decir las cosas, de la importancia de cumplir con la voluntad del Padre? Cumplir la voluntad de Dios es tan importante y tan necesario como comer. Y eso que la gente dice que primero es comer que ser cristiano. Jesucristo no está hablando de poner en práctica algún versículo aislado de la Biblia, sino de cumplir integralmente con la obra del Padre.
En otra ocasión, cuando Jesucristo curó a un paralítico y que entró en discusiones con los judíos porque lo había curado en sábado, y el sábado era un día muy sagrado para ellos, en el que nadie debía hacer ningún trabajo, Jesús les dijo que curar y salvar a las personas era un trabajo que Dios hacía constantemente, hasta en día de sábado, y que él lo hacía no por un antojo personal, sino por cumplir con la voluntad de Dios. Leamos esto en Juan 5,30: "no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”.
Para seguir insistiendo en esto mismo, veamos otro pasaje más donde es el mismo Jesucristo el que nos insiste en la importancia que tiene para todo hijo de Dios el cumplir con su voluntad. Estamos hablando no de la voluntad de Dios que se cumple aunque nosotros no hagamos nada, sino de la voluntad de Dios que nosotros tenemos que cumplir. Así lo debemos de entender de Jesucristo. Una vez que les dio pan a las multitudes, al día siguiente les enseñaba que, al igual que él, no buscaran solamente el pan que dura muy poco, sino un alimento que no se acaba, el Pan de vida. Lean Juan 6,37-40: "He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día”. Tomen nota como acentúa Jesucristo repetidamente la voluntad del Padre Dios, en contraposición con la propia.
Veamos la insistencia de Jesucristo cuando se encontró frente a frente con el diablo, ¿recuerdan ese pasaje del evangelio? A las tres tentaciones que le puso el diablo, Jesús le contestó de la misma manera, le decía: "Está escrito”, o "la Escritura dice”. Leamos ese pasaje y pongan especial atención, no en las tentaciones, por ahora, sino en la manera de responder de Jesucristo. Lean: Lucas 4,1-12: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre… Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto… Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios”. Así deberemos los cristianos afrontar todas las tentaciones del mundo, con la Palabra de Dios por delante.
Finalmente quiero que veamos un pasaje donde, de una manera por demás dramática, Jesucristo antepone la voluntad del Padre sobre la suya propia. Esto es algo que debemos aprender todos los creyentes de Jesucristo. No se fijen por ahora en los demás detalles, sino sólo en que Jesucristo pone la voluntad del Padre sobre todas las cosas, aunque eso le cueste sudar sangre y enseguida la muerte. Lean: Lucas 22,39-44: "y puesto de rodillas oraba diciendo: « Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. » Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”.
Espero que vayamos aprendiendo de Jesucristo mismo que lo importante no es llevar una cierta religiosidad o incluso una cierta práctica eclesiástica, sino poner por encima de todo la voluntad de Dios expresada en su santa Palabra. |