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33 VIDAS
Jueves 14 de octubre del 2010
Carlos Pérez B., Pbro.
Haciendo a un lado la maraña mediática que rodea a este acontecimiento, con el que quisieran lucrar políticos y empresas de comunicación, qué alegría fuimos experimentando, en todo lo redondo del mundo, al ser testigos del rescate, uno a uno, de estos 33 mineros atrapados en las entrañas de la tierra: los gritos, los abrazos, las lágrimas, todo eso nos inyectó humanidad a todos nosotros.
¡Qué contraste! 69 días para rescatar 33 vidas, cuando en nuestro país los sicarios nos pueden recetar 33 muertes en un solo día.
Recordamos con dolor las miles de víctimas que las minas han cobrado, especialmente las de carbón en varios países, como las de nuestro Barroterán, Coahuila, donde perecieron 153 mineros un 31 de marzo de 1969, y también el más reciente de Pasta de Conchos, el 19 de febrero del 2006, con saldo de 65 mineros atrapados y que hasta la fecha ni siquiera sus restos han sido rescatados.
¡Qué gran lección nos dejan! Los rescatistas, los que idearon las técnicas, los que las pusieron en práctica. Pero sobre los 33, su espíritu de equipo, su disciplina, su resistencia. Supieron racionar sus recursos: agua, alimentos, oxígeno; supieron sostener su ánimo, su fe; y así vivieron 17 días sin comunicarse con el exterior.
Chile ha gastado 22 millones de dólares en ese rescate, y con seguridad todos sentimos que jamás de esa mina de san José se haya extraído riqueza más grande, mejor que 33 toneladas de cobre o de oro. |