Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
JESUCRISTO, SALVADOR UNIVERSAL
Domingo 2 de enero del 2011, fiesta de la epifanía del Señor
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
     Para seguir contemplando y gozando el misterio del nacimiento del Salvador del mundo en la carne de nuestra carne, ahora celebramos esta fiesta de su epifanía o manifestación a todos los pueblos. Epifanía es una palabra griega que significa manifestación, mostrarse o darse a conocer. La Iglesia la celebra el 6 de enero pero en México se ha pasado al domingo para dar oportunidad a que más gente lo haga. Celebramos la manifestación del Salvador a todos los pueblos porque él le quiere pertenecer a todo el mundo, a todas las naciones, razas y culturas de todos los tiempos. Esta fiesta es la fiesta de la universalidad de la salvación de Dios realizada en su Hijo Jesucristo.
     La Iglesia ha querido ver en estos magos del oriente representando a todos los pueblos de la tierra. El relato es exclusivo de san Mateo. ¿Qué personajes trae este pasaje evangélico? Los magos del oriente, Herodes el rey de Judea, la población de Jerusalén, los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, su madre María, y más delante su padre José.
     El evangelista san Juan nos dice en el prólogo de su evangelio que Jesucristo vino a los suyos y los suyos no lo recibieron (1,11). Las gentes cercanas, los judíos tan religiosos, no abrieron sus vidas y su corazón a tan grande visita; no sólo en su nacimiento, sino que después veremos que muchos tampoco en su vida ministerial, al grado que lo rechazarían clavándolo en una cruz. Sin embargo, hay gentes en el mundo, no miembros del pueblo elegido por Dios desde la antigüedad, ellos sí lo recibieron. Estos magos del oriente lejano representan a todos aquellos que desde otras naciones, otros tiempos, otras culturas y costumbres, sí abren su corazón a la novedad de Jesucristo. No veamos en los magos del oriente a un segundo santo Clos. Esa imagen nos estorba para comprender el mensaje que nos quiere transmitir el evangelista.
     San Mateo nos dice que Jesucristo es el salvador universal. Jesucristo nació judío, sin embargo, no se quedó encerrado en esa religión y en esa cultura, la trasciende, la supera, la rebasa; y más que esa religiosidad lo condujo a la muerte de cruz. San Pablo tuvo que luchar hasta con su vida contra la circuncisión y otras prácticas del judaísmo. Ahora tendremos que decir que Jesucristo no se casó con el imperio romano, que también fue perseguidor de los cristianos. ¡Y cuántas cosas hemos conservado del imperio como si fueran nuestras! Jesucristo no es europeo, que no puede ser encerrado en la teología o el pensamiento europeo. Jesucristo es más universal que una determinada mentalidad, legislación, o estructura.
     Puntualicemos, como lo hacemos siempre, que los magos del oriente no eran cristianos, ni judíos. Que como incircuncisos ni siquiera hubieran tenido acceso al templo de Jerusalén, y no tuvieron que bautizarse ni hacer profesión de fe para acceder hasta el Hijo de Dios. En ellos nos vemos a nosotros mismos, a todos los hombres y mujeres que con buena intención se acercan a adorar al verdadero Dios universal en este pequeño recién nacido.
 

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