¿QUIÉNES AMAN A JESÚS? LOS QUE CUMPLEN SUS MANDAMIENTOS
Domingo 29 de mayo del 2011, 6º de pascua
Comentario a Juan 14,15-21.
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
Estamos sentados a la mesa de Jesús, la última Cena según el evangelista san Juan. Volvemos sobre las enseñanzas que él nos dejó, ahora las repasamos con la óptica de la pascua. El que nos congrega para esta Cena ya no es el Jesús que va a morir rechazado por los líderes del pueblo, sino el que salió victorioso de este mundo de muerte. Y nosotros, ¿por qué seguimos fieles a esta Cena? ¿Qué garantiza que sigamos fieles a las enseñanzas de Jesús? Jesucristo nos conoce bien: lo negamos como Simón Pedro, lo traicionamos como Judas, lo abandonamos como el resto de sus discípulos, el pueblo grita "crucifícalo”. Pero como nos ama, lejos de rechazarnos, nos deja la garantía de la fidelidad a su obra: el Espíritu de verdad. Jesucristo ya no estará con nosotros de la misma manera que antes, como cuando nos llamó en Galilea, como cuando realizó aquellos milagros y nos llenó con sus enseñanzas. ¿Nos ha dejado desamparados? Desde luego que no. ¿Nos ha dejado lo suficientemente instruidos como para que sigamos adelante nosotros con su Obra? Desde luego como somos demasiado limitados y débiles para ella. Jesucristo nos ha encomendado su tarea, la misma que le encomendó a él el Padre (Juan 20,21), pero no la ha dejado expuesta a nuestra pequeñez.
El Espíritu de verdad continuará el trabajo de Jesús. Él habita en nosotros. ¿Le creemos a Jesús? Lo afirmamos verbalmente, pero nuestra vida, nuestro caminar, nuestra vida de comunidad, nuestro quehacer apostólico dista mucho de manifestar que lo creemos firmemente. Ni la jerarquía eclesiástica se conduce en la convicción de que el Espíritu mueve a los cristianos de la base, ni los cristianos de la base se disponen a ser instrumentos del Espíritu de Jesucristo. Hasta ahora nuestra Iglesia continúa apareciendo como una empresa que se mueve por motivos humanos: políticas internas, influencias, intereses económicos, monetarios, gustos personales, mandamientos mundanos, etc.
Cumplir los mandamientos de Jesús será la prueba de que lo amamos. Fijémonos en la manera tan suave y tan invitadora a la coherencia con que nos propone Jesús las cosas: el que me ama cumplirá mis mandamientos. No sentiríamos igual si nos dijera: "me aman a fuerzas o ya verán”. No. Como que nos deja en libertad de amarlo. Pero si lo amamos, seremos congruentes con ese amor.
¿Cuáles son los mandamientos de Jesús? No son los diez mandamientos de la ley de Dios de la antigüedad. Los mandamientos de Jesús son los cuatro evangelios. Todo cristiano hará con ellos su programa de vida. Y no son meros escritos, es la vida, la Persona de Jesús, lo que para nosotros es su conjunto de mandamientos. |