Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
DESTRUYAN ESTE TEMPLO Y EN TRES DÍAS LO RECONSTRUIRÉ
Domingo 11 de marzo del 2012, 3º de cuaresma
Comentario a Juan 2,13-25.
Carlos Pérez Barrera, Pbro.

     Para entender bien por qué se molestó Jesucristo con los vendedores del templo, quisiera hacer primero unas aclaraciones:
1.-       Los vendedores no estaban adentro del templo, sino en el atrio, o sea, afuera del edificio.
2.-       Los vendedores no estaban vendiendo lonches o aguas frescas. Lo que ellos estaban vendiendo era bueyes, ovejas y palomas. Estas cosas las necesitaba la gente para celebrar la fiesta de la Pascua. También había cambistas de dinero. Tanto los vendedores como los cambistas los necesitaba la gente que venía a Jerusalén desde lejos. La gente de lejos no podía venir cargando con animales desde sus pueblos para ofrecerlos en el templo; les resultaba más fácil comprarlos ahí mismo.
3.-       No era el ruido de los vendedores y de la gente lo que le molestó a Jesús, porque los judíos acostumbran hacer oración a gritos.

     ¿Por qué pues llega Jesucristo con violencia al templo? Dos cosas dice Jesús que nos ayudan a entender su postura:

     Primero Jesús dice: "No hagan un mercado de la casa de mi Padre”. La Pascua era la fiesta de la Liberación del pueblo, y sin embargo, ese sentido ya se había perdido, quedaba la pura vendedera. Así sucede en nuestras fiestas: como la fiesta patronal, el día de difuntos, la navidad, etc., en las que se pierde su sentido original y se quedan con el mero comercio. Jesucristo viene para devolverle a la fiesta de la Pascua su sentido de Liberación, de Salvación del pueblo de Dios.
 
     Después dice Jesús: "destruyan este templo y en tres días volveré a levantarlo”. Con estas palabras Jesús nos está dando a entender un gran cambio: ya no es el templo el medio de salvación del pueblo, ahora Jesucristo será el nuevo templo, la nueva y definitiva Salvación de Dios.

     A nosotros nos ha pasado lo mismo. Nos hemos acostumbrado al templo. Como que nosotros hemos reducido nuestra religión al templo. Incluso hay fiestas que van acompañadas de cosas que no van muy de acuerdo con la voluntad de Dios, como son nuestras bodas, las fiestas patronales, quinceañeras, etc.

     Hay gente de los pueblos que quiere mucho su templo. Pero nuestra salvación no está en el templo. Nuestra Salvación es Jesucristo mismo en Persona. Por eso, tenemos que aprovechar esta Cuaresma para acercarnos a nuestro verdadero templo que es Jesucristo.

 
 

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