Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
 
NUESTRA MISIÓN ES HACER DISCÍPULOS
Comentario a Mateo 28,16-20.
Evangelio del Domingo Mundial de las Misiones
21 de octubre de 2012
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
 
     Éste es el final del evangelio de san Mateo, el final de sus 28 capítulos. Jesucristo resucitado, según este evangelista, se dejó ver en Jerusalén únicamente por dos mujeres: María Magdalena y la otra María. A ellas les dejó la encomienda de que fueran con los discípulos para decirles que se fueran a Galilea porque allá los quería ver. En Galilea les daría las últimas instrucciones para pasar a otra forma de presencia en ellos. ¿Cuáles fueron sus últimas instrucciones? "Vayan y hagan discípulos a todas las gentes (o naciones) bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”

     Si conocemos a Jesucristo, si nos damos cuenta que él es una buena noticia, la buena noticia de la salvación para este mundo que se nos pierde, si nos ha entusiasmado profundamente, entonces ni siquiera nos tendría él que decir que vayamos a llevarle esa buena noticia a todo mundo. Es tan bella esa Persona que nos ha transformado a nosotros, que nos ha llenado de vida, que espontáneamente lo llevamos a los demás, a todos los seres humanos, de todas las naciones del orbe.

     Pero como Jesús ya nos conoce, por eso nos deja ese mandato: "vayan y hagan discípulos a todas las gentes”. El Leccionario o Misal traduce el verbo griego del versículo 19 como "enseñar”, pero es distinto del verbo del versículo 20. El verbo del v. 19 se refiere a hacer discípulos. Nuestra misión, que nos compete a todos, no es solamente hablar de Jesucristo, como si la nuestra fuera una mera propaganda, así como los que reparten volantes en la calle que no se toman la molestia de convencer a la gente de las bondades del producto que ofrecen. La misión que Jesucristo nos encomienda es más bien "hacer discípulos”. Fijémonos bien, porque a veces sólo quisiéramos que las gentes fueran a Misa, que rezaran, que se portaran bien. Nuestra misión más bien consiste en conseguir, en convencer, en trabajar a las personas para que se vayan haciendo discípulas, que pongan a Jesucristo como su Maestro, que aprendan de él, que se dejen conducir por sus enseñanzas, que se dejen transformar profundamente por esa Buena Noticia en Persona que llega a ellos y que quiere transformar todo nuestro mundo según los proyectos de Dios.

     Convendría que le echáramos un ojo a las anteriores páginas de este evangelio según san Mateo y a los otros tres para que veamos la labor que el mismo Jesucristo realizó con sus discípulos, para que veamos cómo los fue haciendo discípulos, y así entendamos la encomienda que él ahora nos deja. Porque no vamos a hacer discípulos de Jesús a nuestra manera, sino a la manera de Jesús. Veamos en los santos evangelios cómo los llamó, como los fue formando, educando, no en un aula escolar como los discípulos de ahora, sino en el camino, en el contacto con el pueblo, siendo testigos de sus milagros y sus enseñanzas, haciéndolos enviados desde antes que se llegara el momento de esta misión final y definitiva.

     Esta misma labor de moldear a una persona para hacerla verdaderamente cristiana, discípula del Maestro, es nuestra misión. Y no se trata de que solamente hagamos discípulos a las personas cercanas, sino que pensemos en todo el mundo, que pongamos nuestra mente y nuestro corazón en todos los seres humanos del orbe entero. Nuestras diócesis y parroquias tienen que llegar a ser realmente misioneras, enviando a miembros de nuestras Iglesias a las misiones en tierras lejanas.

     Podemos ver en san Pablo un ejemplo de un verdadero evangelizador. Él llevó el nombre de Jesucristo por todo el imperio romano. Lo recorrió varias veces. San Pablo hizo cristianos, con el poder del Espíritu Santo, fundó comunidades estables, con todos sus ministerios. Y los siguió atendiendo, siempre estuvo pendiente de la marcha de esas comunidades. De esto son prueba sus cartas. ("Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias”. 2 Cor 11,28). Formó cristianos y comunidades y se preocupó por continuar haciéndolos crecer. No era como nosotros los sacerdotes actualmente, que a pesar de que hablamos mucho de la misión permanente sólo nos dedicamos a celebrar los sacramentos y no a hacer crecer a las gentes a las que les damos esos sacramentos.

     Nos sacude el ver la realidad de tantos de nuestros católicos, que no conocen a Jesucristo, que no estudian los evangelios, que no lo palpan en la oración, que no lo celebran en comunidad con nosotros. Pareciera que, ya no solamente nos hemos hecho a la idea y a la costumbre de un catolicismo de eventos, no solamente ya nos acostumbramos, sino que además lo estamos fomentando con fuerza. Nuestros católicos viven, por culpa de nosotros los clérigos, un catolicismo de eventos cuando solamente se acercan a la Iglesia para el bautismo, para el funeral, para la fiesta de quince años, para la boda.

     Esta realidad nos lleva a preguntarnos, ¿ésta es la Iglesia que Jesucristo quería cuando nos envió? De ninguna manera. No estamos cumpliendo bien con su encargo. Él no nos dijo sin más ni más que bautizáramos a todo mundo, que los hiciéramos católicos de nombre, católicos ocasionales o eventuales. Jesucristo no estaba pensando en eso. Ésta no es la Iglesia que él quería.

     Jesucristo quiere discípulos, colaboradores suyos, trabajadores en la obra de Dios que es el Reino. Pongámonos las pilas nosotros los que somos servidores en las parroquias. Pongámonos a formar como discípulos a todos los católicos que hemos bautizado.

     Y en este día de las misiones, no se nos olvide ni hoy ni el resto del año que tenemos la encomienda de enviar a algunos de los nuestros a las misiones lejanas, allá donde menos se conoce a Jesucristo. Y además, que tenemos la obligación de destinar recursos espirituales y económicos para apoyar a esos misioneros que andan en tierras lejanas.

Avisos.-
*  Este comentario al evangelio de hoy lo pueden escuchar el domingo a las 9:30 a.m. en el 106.1 de FM.
*  Nuestra parroquia de María Madre de Dios ha empezado, gracias a Dios, con la cimentación de nuestro templo parroquial. Agradecemos los apoyos económicos que nos hagan llegar.

 
 

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