Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
BENDITO EL REY QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR
Comentario del domingo de ramos - C
24 de marzo del 2013
 
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
 
     Eran los discípulos, hombres y mujeres, los que acompañaban a Jesús. Venían con él desde Galilea. San Lucas había introducido con mucha solemnidad y seriedad la subida de Jesús a Jerusalén: "Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén” (Lucas 9,51). No fue la gente de Jerusalén la que salió a recibirlo, como muchas veces hemos pensado. Fijémonos que los fariseos le piden a Jesús que reprenda a sus discípulos. Se trataba, pues,  de una turba de pobres galileos que no se imaginaban lo que les esperaba, por eso entraron tan alegres y festivos. Lucas habla de una multitud. Ellos sí habían sido testigos de sus milagros.

     De igual manera, este domingo nosotros caminamos con Jesús desde Galilea. Lo hemos acompañado en nuestro recorrido por las páginas de los evangelios. Si alguien no lo ha hecho, que se tome la molestia de hacer el recorrido. Acompañamos a Jesús como a un rey. A los ojos del mundo lo más seguro es que hagamos el ridículo, porque entrar a la gran ciudad con un rey montado en un burrito, es cosa de dar vergüenza. Es un rey sin ejércitos, sin dinero, sin poder político ni económico. ¿Nos damos cuenta? Y sus acompañantes no servimos para gran cosa. Y eso se va a ver a la hora de que lo atrapen las autoridades. Sin embargo, los verdaderos creyentes entramos en las profundidades del camino de Dios y de su Hijo amado. Con Jesús vamos a sentarnos a la mesa, con él vamos a llegar a la cruz y a la resurrección. Su camino es nuestro camino, y es un camino de salvación para todos.

     Sobre la larga lectura de la pasión según san Lucas quisiera resaltar las notas propias de este evangelista:

     En la fracción del pan y del vino sólo menciona Jesús el "ustedes”; ni el "todos” ni el "muchos”. Este evangelista no entra en la discusión de hoy, la que renovó Benedicto XVI.

     Lucas pone la discusión sobre quién es el mayor en el contexto de la última cena. La retoma porque ya había surgido en 9,46.

     La mención a tomar bolsa y alforja, así como lo sorprendente de la espada, es también propio de Lucas.

     El sudor como gotas de sangre en la oración del monte de los olivos.

     Los motivos sociales y políticos para acusar a Jesús: "Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación y oponiéndose a que se pague tributo al César y diciendo que él es el Mesías rey”. Un poco se parecen a los de Juan.

     La comparecencia ante Herodes y su reconciliación con Pilato. ¿Qué nos quiere decir el evangelista con esto?

     En san Marcos son los sumos sacerdotes los que manipulan al pueblo para pedir la condena de Jesús. Lucas sólo habla de la muchedumbre.

     De las siete palabras de Jesús en la cruz, estas tres corresponden a san Lucas:

     "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.

     "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

     "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
 
 
 

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