Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
 
 
EL REINO ES UN DON, UNA TAREA, UNA ESPIRITUALIDAD
Comentario al evangelio del domingo 23 noviembre 2014, Mateo 25,31-46.
Jesucristo rey
 
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
     Hace tres semanas proclamamos este mismo pasaje de san Mateo 25. Lo hicimos a propósito del día de los fieles difuntos, como una contemplación de la vida eterna concedida a los que viven la caridad de Jesucristo.
 
     Ahora la Iglesia nos propone este pasaje con una perspectiva de rey-reino. Con esta fiesta concluimos el año litúrgico, como una recapitulación de todas las cosas en Cristo, como lo dice san Pablo en la segunda lectura.
 
     Jesucristo apareció en Galilea proclamando la cercanía (según Marcos 1,15) o la llegada (según Mateo 4,17) del reino de Dios o reino de los cielos. Cerca de 120 veces se menciona el término reino y rey en los cuatro evangelios. Tan sólo en san Mateo aparece como 47 veces. Esto quiere decir que el reinado de Dios es parte fundamental de la obra de Jesucristo. No se puede entender la fe, la salvación, el cristianismo, la Iglesia sin esta clave de reino. Las parábolas son comparaciones sobre el Reino. Por ejemplo, las dos anteriores, la de las diez muchachas y la de los talentos, empiezan con la clásica frase: "el reino de los cielos es semejante”. Y los milagros son señales de que el reino ya está entre nosotros (el reino en persona es Jesucristo (ver Lucas 17,21). Hay que leer los cuatro evangelios con esta clave, y toda la vida y la persona de Jesucristo. Si lo llamamos rey no es por asemejarlo a los reyes o a los políticos de este mundo, sino para referirnos a su obra, una obra de buen pastor, una obra de salvación, no de dominio ni de despojo. Desde su infancia (recordemos la escena de Herodes y los magos del oriente) nos lo presenta el evangelista como el rey, y no sólo de los judíos.
 
     El reino es un don, una tarea, una espiritualidad. Es un don porque no es obra de nosotros, es el Padre el que nos lo quiere conceder, un reino de amor, de justicia, de paz. Así lo leemos hoy: "Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”.
 
     El reino de Dios es también una tarea, porque por gracia de Dios somos convocados a trabajar en su edificación para toda la humanidad. Por eso Jesucristo desde un principio nos llamó: "síganme”. Por eso Jesucristo nos brinda su evangelio, como una manera de vivir ya desde ahora en esa espiritualidad, no para evadirnos de los reinos de este mundo sino para vivir inmersos en ellos como levadura, de manera diferente a sus criterios y mecanismos, como desde otra dimensión. Está por ejemplo el pasaje de hoy: "tuve hambre y me dieron de comer”. Así se construye el reino. La caridad es el clima, la atmósfera del reino, la característica propia de los discípulos de Jesús, los ciudadanos de su reino.
 
Nota.- El presidente de Estados Unidos anunció apenas este jueves nuevas medidas para beneficiar por lo menos a la mitad de los migrantes que no tienen papeles. Este país, que se jacta de ser cristiano, en sus muy diversas denominaciones, se resiste acoger a Jesucristo que padece en cada forastero ("era forastero y no me hospedaron"). Nuestro país no se queda atrás, porque los recibimos con autoridades corruptas, con delincuencia y crimen organizado... ¿y qué hacemos los demás?
 

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