LAVAR LOS PIES A LAS MUJERES
Jueves santo, 2 abril 2015
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
Este jueves santo el Papa Francisco ha lavado los pies de seis mujeres que están recluidas en una cárcel de la ciudad de Roma. Con este gesto tomado de la última cena de Jesús, ha iniciado el Papa el llamado triduo pascual. Una de ellas tenía a su niño sobre sus piernas y también a él le lavó el Papa sus pies. Así es que en total fueron trece las personas.
El año pasado lo hizo igualmente con dos mujeres y no faltaron los escandalizados porque el Papa hizo caso omiso de la rúbrica (indicación en tinta roja) del Misal Romano que dice: "Lavatorio de los pies. Los varones designados para el rito, van acompañados por los ministros…”
¿A quién creerle, a la rúbrica de un rito que ha sido elaborado con una mentalidad del imperio romano, o al mandato de Jesús que nos dice claramente en el evangelio: "si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes” (Juan 13,14-15).
Jesucristo no nos dejó dicho que les laváramos los pies solamente a los apóstoles, que en el caso nuestro son los obispos. ¡Imagínense que ese fuera el mandato de Jesús, que los laicos les tengan que lavar los pies a los obispos! Todo lo contrario, son los obispos los que se tienen que bajar de su sede y ponerse a lavarles los pies a los laicos, a los hombres y a las mujeres, a los viejos y a los niños. Los hombres les debemos lavar los pies a las mujeres, los adultos a los niños, los ricos a los pobres. Esto estaría más en sintonía con el obrar y el enseñar de nuestro señor Jesucristo. Nuestra liturgia debe ponerse al servicio de la Palabra del Maestro, no acotarla. A todos nos pide Jesús que seamos servidores de la salvación de los demás.
Me parece una vez más que nuestras rúbricas litúrgicas oscurecen la profundidad del evangelio. |
