Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
LA VIDA INTERIOR


La vida interior es un aspecto fundamental y esencial de la vida
cristiana y apostólica.

Robustecer el alma, nutriéndola cada día con alimento sano, con la
clara conciencia de nuestra vocación cristiana y de nuestra misión.
La frivolidad ha sido siempre la corruptora de las almas.

La fuente de la verdadera felicidad se encuentra en el interior de
cada ser humano, donde Dios se hace paz, alegría, gozo, serenidad
para quienes viven en amistad con El, y no en las cosas exteriores.
Debemos tener mucha vida interior, mucha vida de unión con Dios,
mucha capacidad de interiorización personal, mucho crecimiento en
profundidad, porque ahí es donde realmente se es feliz.

Razones para la vida interior
• En el trato con las personas, en la actividad apostólica se
corre el riesgo de olvidar que sólo Cristo da a las personas el
crecimiento interior y que nosotros somos simples jardineros de las
almas.

• Debemos colaborar a vencer el pecado en las almas y
encaminarlas hacia el Reino de Cristo.
• Vivimos en un mundo donde los valores materiales van
imponiéndose a los espirituales.

Qué no es la vida interior
• La pretensión fatua de quererse pasar la vida entera en la
Iglesia o pensando en Dios.

• Encerrarnos en nosotros mismos sin admitir una relación con
los demás y hacia sus necesidades.

• Una vida artificial de contemplación de las cosas
espirituales

Qué es la vida interior
• Es muy natural y sencilla, porque es simplemente la unión
real, natural, personal y constante con Dios, fundada en la vida de
gracia.

• Es la identificación del corazón y voluntad con la voluntad
santísima de Dios, "hasta tener los mismos sentimientos de Cristo".

• Es la actitud de amor filial y confiado que obliga a mantener
con Dios una postura de un hijo amante de su Padre.

Consecuencias de la vida interior
La vida interior permite al ser humano, como fruto de su unión con
Dios y de su identificación con su voluntad, vivir en permanente
contacto con El a través de todas las cosas y de todos los
acontecimientos de la vida.

Medios para formar el hábito de la vida interior
• Amar la vida de oración. Que nuestra oración esté amasada de
fe, humildad, agradecimiento, adoración, confianza, silencio y
perseverancia.

• Vida sacramental, especialmente la Eucaristía.

• Vida de Sagrario.

• Docilidad y apertura a las inspiraciones del Espíritu Santo.

• Vida teologal.

• Espíritu de silencio y reflexión.

• Lectura espiritual.

• La guarda de los sentidos internos y externos.

• Contemplar la magnífica figura e imitar el ejemplo de nuestra
Madre, la Santísima Virgen.

 

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